Si hay que poner un rostro de mujer a la Meteorología española, éste sería el de Felisa Martín Bravo. Nacida en San Sebastián (Guipúzcoa) el 11 de junio de 1898, fue la primera mujer española en obtener el título de doctorado en Física en 1926.
Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal y en 1918 se trasladó a Madrid, donde prosiguió su carrera formativa en la Universidad Central, la actual Universidad Complutense de Madrid, licenciándose en Física en 1922.
Tras titularse, entró a formar parte del equipo de Julio Palacios, uno de los físicos más importantes de la primera mitad del siglo XX, trabajando con él en la Sección de Ciencias del Instituto-Escuela, dependiente de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE). Allí determinaron la estructura interna de los óxidos de níquel y de cobalto, además del sulfuro de plomo mediante técnicas de difracción óptica de rayos X. Al tiempo que realizaba esta labor, trabajaba en un Instituto-Escuela dando clases.
En 1926 defendió su tesis basada en estas investigaciones y fue calificada con un sobresaliente. Se convirtió, así, en la primera doctora del país. Meses más tarde le fue concedida una beca para ir a estudiar a Estados Unidos. Allí dio clases de Física y de Lengua Castellana en el Connecticut College de New London, para trasladarse más tarde en la Spanish School del Middlebury College, donde se reencontró con José Vallejo, a quien ya conocía de años antes en el Instituto-Escuela y con quien contrajo matrimonio al regresar a Madrid a finales de agosto de 1927.
En 1929 se preparó las oposiciones al Servicio Meteorológico Nacional (la actual AEMET), como tantos físicos. Accedió al puesto de ayudante de Meteorología (siendo también la primera mujer que lo hizo) y lo compaginó con sus investigaciones en la estructura atómica.
Una nueva beca le permitió marcharse al extranjero en 1932. En Cambridge amplió sus estudios de rayos X y de los sondeos meteorológicos con Charles Thomson Rees Wilson, que más tarde sería galardonado con el Premio Nobel de Física por la invención de la cámara de niebla (un dispositivo capaz de detectar las partículas ionizantes). En Estados Unidos accedió a las conferencias sobre la estructura atómica que impartía Ernest Rutherford, que también sería Premio Nobel por sus estudios en las reacciones nucleares. Esto supuso a Felisa una ampliación de sus conocimientos en electricidad atmosférica y su aplicación a la aeronaútica.
En 1934 regresó a España y se integró en su plaza del Servicio de Meteorología. Durante la Guerra Civil Felisa Martín ejerció su labor en el bando republicano pero con la llegada de las tropas franquistas a Madrid a finales de marzo de 1939, el Servicio Meteorológico se trasladó a Valencia. Esto obligó a todo el funcionariado a hacer lo mismo, pero ella se quedó en la capital, por lo que el Gobierno de la República lo cesó de manera inmediata.
Durante la contienda los observatorios meteorológicos se convirtieron en puntos estratégicos de vigilancia y de información. Por este motivo, según avanzaba el bando franquista, sus directores fueron reemplazados por personal militar. En el caso del Observatorio de Igueldo (en San Sebastián) el nombramiento se complicó por problemas burocráticos y el ejército no encontró un militar para destinarlo allí.
La solución que se encontró fue recuperar a Felisa Martín, porque su renuncia a Valencia años antes se entendió como "guiño" al bando franquista. La nombraron con el cargo de “directora accidental” (porque era civil y no militar) durante los años 1937-40. Aprovechó esta oportunidad para realizar estudios sobre las galernas.
Una vez terminada la guerra, pudo reincorporarse al Servicio Meteorológico Nacional, previa labor de depuración de las autoridades vencedoras. La negativa a marcharse a Valencia estuvo a su favor.
Fue la única mujer que trabajó en esta institución hasta 1960, centrándose sus investigaciones en Electricidad Atmosférica. Destaca “Corrientes eléctricas verticales originadas por la acción de las puntas bajo nubes de tormenta” cuya publicación la permitió acceder al cargo de meteoróloga en el Servicio Meteorológico Nacional. Al año siguiente fue nombrada jefa de la Sección de Laboratorio de la Oficina Central, donde, además, impulsó el uso de las estaciones automáticas.
La que también fue la primera mujer que presidió la Asociación Meteorológica Española murió en Madrid el 29 de octubre de 1979.
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https://zientziakaiera.eus/2014/09/19/felisa-martin-1898-1974-igeldoko-behatokiko-meteorologoa/