Desde principios del siglo XX, la comunidad científica ha dedicado esfuerzos a la generación de lluvia artificial. Una serie de proyectos que en las últimas décadas ha tomado mayor relevancia debido a un claro aumento de la demanda de agua.
Estos experimentos son conocidos comúnmente como “siembra de nubes” y están basados en esparcir yoduro de plata, una sal muy poco soluble en agua, dentro de la nube o en su entorno más cercano. Esta sustancia química tiene una estructura molecular muy parecida a la del agua y esto facilita que las gotículas de agua puedan engancharse a ella, una tras otra hasta formar una gota mayor para que precipite. Curiosa y paradójicamente, los conspiranoicos piensan que es para “deshacer” nubes e impedir la precipitación. Pues no. Es para todo lo contrario.
Países como Estados Unidos, Israel, Egipto y la propia España han prestado atención a este tipo de técnicas con resultados poco rentables. El principal inconveniente es que la atmósfera no se puede encerrar en un frasco de laboratorio y poder experimentar con ella controlando las variables. Hay, por tanto, un comportamiento aleatorio y caótico que se les escapa a los investigadores.
Los grupos ambientales también mostraron su preocupación por la posible contaminación de esta sal en suelo y aguas superficiales. Pero no hay nada que temer: que sea prácticamente insoluble (sólo se pueden disolver 3 milésimas de gramo por cada litro de agua) hace que sea imposible su absorción en tejidos animales o vegetales.
En el curso 2023-24 David Díaz-Maroto presentó un Trabajo de Fin de Grado en la Universidad de Castilla-La Mancha sobre el impacto del yoduro de plata en el medio ambiente. Hemos hablamos con él. Esta entrevista se emitió el pasado miércoles, 9 de octubre de 2024 en “El Sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escúchala.