18 Junio 2022, 21:55
Actualizado 19 Junio 2022, 09:49

El miércoles, un robledal de alta montaña comenzó a arder el miércoles a causa de una tormenta que descargó un rayo sobre la zona. Entonces consiguió apagarse el fuego, pero la madrugada del viernes al jueves volvió a avivarse y obligó a movilizar más de 100 efectivos regionales y nacionales para estabilizar el fuego. Un suceso que vuelve a demostrar la importancia de vigilar los fuegos generados tras un rayo.

Una vez que se sofoca un incendio, los bomberos refrescan la zona durante varias horas e incluso días. Con esta maniobra se consigue evitar que los rayos latentes puedan reavivar el incendio. 

Los rayos latentes surgen cuando en las raíces de un árbol que ha sido alcanzado por una descarga eléctrica se acumula el calor de la descarga eléctrica. Se da, por tanto, una combustión subterránea lenta, con muy poco oxígeno, similar a la que se da en los braseros de picón.

Se produce, entonces, monóxido de carbono, un gas venenoso, invisible e inodoro. Este proceso químico puede durar horas y días. Sólo hace falta algún agente externo (una corriente de aire, que el vegetal se resquebraje...) para que el oxígeno atmosférico dispare la velocidad de combustión y reactive el incendio. 

Por este motivo es aconsejable vigilar los focos de los incendios durante unos días.

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Trabajadores del INFOEX actuando en el incendio
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El INFOEX da por estabilizado el incendio de Hervás