Este verano de 2021 (y en general, lo que llevamos de año) no nos deja de mostrarnos su cara más dura en lo que a fenómenos meteorológicos se refiere. No nos ha dado tiempo a digerir los más de 160 muertos en Alemania y en Bélgica por las riadas de la semana pasada, ni los cientos muertos por calor de Canadá de finales de junio, cuando nos encontramos con los vídeos y las imágenes de ahogados y de ruina que desde ayer nos llegan de China.
La zona más castigada por la ira de la Naturaleza ha sido la provincia de Henan, situada en el tercio oriental del país asiático. En su capital, Zhengzhou, una ciudad de unos 12,6 millones de habitantes y epicentro de la catástrofe, ayer cayeron 613l/m2. Sí, más de 600… lo que llueve por término medio en las sierras de Gredos o de Gata en seis meses… o en Mérida en un año y medio. Una brutalidad. De esos 613, entre las 4 y las 5 de la tarde cayeron 200. De las 4.098 estaciones pluviométricas de la región, 606 han registrado más de 250mm desde el fin de semana. Tan excepcional ha sido, que los meteorólogos estiman un periodo de retorno de 1.000 años para que vuelva a repetirse un suceso igual o parecido.
Las calles de la ciudad se han convertido en furiosos torrentes y el metro, en una trampa mortal. 100.000 personas tuvieron que ser evacuadas y el suburbano se ha cobrado 25 víctimas, aunque se teme que la cifra aumente debido a los desaparecidos. Se han movilizado a más de 6.000 bomberos, 2.000 policías y cientos de soldados del ejército para ayudar en las tareas de socorro y de rescate.
No muy de allí tenemos a Gongyi, una subprefectura bajo la administración directa Zhengzhou. En esta localidad se contabilizan 4 muertos y son 20.000 personas las desalojadas.
El presidente chino, Xi Jinping, se refirió a las inundaciones calificándolas como "muy grave" y ordenó a las autoridades "dar prioridad a la seguridad de las vidas y propiedades de las personas".
Las lluvias torrenciales en la época del verano son muy usuales en el oeste de China, región donde se ubica la damnificada Zhengzhou. Esta ciudad posee un clima subtropical húmedo, que se caracteriza por veranos cálidos y húmedos e inviernos frescos. Su precipitación media en julio es de 193l/m2, lo cual quiere decir que ayer cayó en una hora lo que un mes; y en todo el día, lo que en tres meses.
Debido a las fuertes lluvias, surge la duda de si China está preparada para afrontar un clima más extremo e impredecible, amplificado por el cambio climático
En los hospitales también se vivieron situaciones muy críticas, con sótanos y primeras plantas bajo las aguas. Hay incidencias de apagones en varios de ellos. Cortes de luz que provocaron la evacuación de cientos de pacientes y la paralización de los ventiladores en las unidades de cuidados intensivos.
Por si todo esto fuese poco, las autoridades están pendientes de los embalses. Decenas de ellos han superado los niveles de advertencia. Las informaciones que llegan son confusas. Algunas afirman que parte de la presa de Guojiazui (cerca de Zhengzhou) se ha derrumbado y parece que se ha tenido que volar parte de otra en la ciudad de Luoyang al oeste de Zhengzhou, donde se ha registrado una brecha de 20 metros.
"Algunos ríos han superado los niveles de vigilancia, algunas presas han sido gravemente dañadas, algunos servicios ferroviarios se han detenido y los vuelos se han cancelado, lo que ha provocado numerosas víctimas y pérdidas materiales", dijo el miércoles el presidente chino, refiriéndose a la situación en un comunicado emitido por la televisión estatal.
Que las temperaturas estén subiendo a nivel global es un hecho del que pocos dudan. En Pekín se ha notado una tendencia alza de 0,32ºC por década y en Shenzhen, ubicada al sureste, ha experimentado 98 olas de calor desde 1961, la mayoría en las últimas dos décadas.
Los climatólogos chinos temen que estas situaciones sean más frecuentes en las próximas décadas: tanto fuertes lluvias en interior del país (como es el tema que ocupa estas líneas), como fuertes sequías en área del sur.
