Como cada 24 de octubre, las Naciones Unidas celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, con el objetivo de concienciar a la sociedad de los retos climáticos presentes cada día.
No hay duda de que el clima ha variado a lo largo de las décadas, de los siglos y de los milenios, con etapas más frías o más cálidas; más lluviosas o más secas; pero los fenómenos que estamos viviendo en los últimos años no tienen explicación natural bajo la mirada de la climatología, la física y las matemáticas.
Unos cambios que ya se dejan notar no sólo en zonas distantes del planeta, sino también en nuestro país y en nuestra región. Baste recordar que el pasado mes de julio fue el más caluroso de los últimos 65 años en España y en el caso de Badajoz estuvimos 11 días con máximas por encima de los 40ºC algo inaudito desde hace 65 años, fecha en que se iniciaron las observaciones.
Nos encontramos cada vez más cerca de un punto de “no-retorno” en el forzamiento que realizamos al clima mundial debido a la quema de los combustibles derivados del petróleo. Un trastorno atmosférico que nos afecta a todos: plantas y animales, incluido el hombre. Y no hay duda de que cuanta mayor cantidad de gases de efecto invernadero haya en la atmósfera, más se calentará el planeta.
En el último siglo y medio, después de la Revolución Industrial, la concentración de gases de efecto invernadero ha llegado a unos niveles alarmantes. Ahora mismo en la atmósfera hay tanto CO2 como hace 3 millones de años cuando entonces, el Hombre no había ni creado el fuego. Aumentado, además, la acidez de los océanos. Los procesos de industrialización, la deforestación y la agricultura a gran escala no ayudan, precisamente, a resolver el problema.
Desde finales del siglo XIX hoy la temperatura global ha subido casi 1ºC y la cantidad de nieve y de hielo han disminuido. Vamos perdiendo 1 millón de kilómetros cuadrados de hielo en el Ártico cada década y esto ha provocado que el nivel del mar se haya elevado 19cm. Y los océanos se vuelven cada vez más ácidos.
Generar menos desperdicios, usar materiales reciclables y disminuir el uso de energía y de combustibles fósiles son las herramientas claves que tenemos cada uno de nosotros para poner nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio climático.