Antonio Fernández Macías, desde Alange
A mediados del mes de marzo nació la tercera borrasca de gran impacto al suroeste de la península. El IPMA (Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera, la Aemet lusa) la bautizó como Celia el día 14. Y se formó debido al descuelgue de una vaguada (una estructura en los niveles medios y altos de la atmósfera que favorece la inestabilidad) que reactivó los síntomas existentes sobre el golfo de Cádiz.
Este centro de bajas presiones se desplazó hacia el interior del continente africano empujando desde allí una importante de masa de polvo sahariano que ocasionó un episodio de calima extraordinario en todo centro y sur peninsular, incluida Extremadura.
Este tipo de situaciones es más frecuente hacia el final del invierno y principios de la primavera
Ya en pleno desierto, la disposición de las isobaras impulsaba toneladas de material sólido desde el interior desde Mali y Níger, en pleno Sáhara occidental, hasta la península. No fue hasta la segunda mitad del día 15 cuando el centro de bajas presiones se retiró hacia el este, devolviendo así a la península los cielos azules.
Una medida de la turbiedad es la medida del espesor óptico de aerosoles. Se trata de un valor que evalúa la cantidad de material sólido que hay en la columna de aire del medidor. Cuando la magnitud pasa de 1, la situación es preocupante. En este episodio se dispararon a más de 3, lo cual da una idea de cuán intenso fue.
No sólo los meteorólogos seguimos de cerca este tipo de eventos. También lo hacen los sanitarios y otros centros de investigación. Está comprobado y estudiado que un aumento de los valores de material sólido suspendido en el aire repercute de forma negativa en la salud, en especial en aquellos pacientes de enfermedades respiratorias.
Tan descomunal fue este evento, que el instrumental medidor colapsó en algunos observatorios
De estos aerosoles, son de especial importancia para la salud los PM10, que son aquellos cuyo diámetro medio no supera las 10 micras (una centésima parte de milímetro). Un aire saludable no debe pasar de los 50µg/m3. Esta vez se superaron con holgura los 1000, es decir, 20 veces lo recomendado. Este exceso se dio en 107 de las 471 estaciones repartidas por todo el país.
Si bien España se llevó la peor parte de la tormenta de arena, su impacto se sintió en una gran parte del continente, desde Portugal hasta Alemania y el Reino Unido. La columna de polvo tiñó de naranja la nieve blanca e inmaculada de los Alpes franceses, lo que permitió a los esquiadores y practicantes de snowboard crear líneas de diferentes colores a su paso.