El Mediterráneo español sufre, con sólo dos semanas de diferencia, un nuevo desastre natural debido a otra DANA. Es difícil encontrar en los archivos una situación similar. Málaga padeció el pasado miércoles, 13 de noviembre, un nuevo diluvio que, a diferencia del caso de Valencia, los daños sólo fueron materiales y no hubo víctimas mortales. Y llovió bien: se acumularon más de 140 litros por metro cuadrado en el observatorio meteorológico, de los cuales 78 en sólo una hora.
Las autoridades y los malagueños tomaron conciencia del potencial peligro y cancelaron toda actividad prescindible, a excepción de las fundamentales. Quizás por tener el miedo en el cuerpo y mostraron su máximo respeto visto lo ocurrido una quincena antes.
Málaga, como otras muchas localidades de nuestro país, está construida sobre arroyos y barrancos. Un total de 90, siendo el principal el río Guadalmedina, de corto trayecto, y que atraviesa el centro de la ciudad. Al igual que innumerables ríos del Mediterráneo, la mayor parte del año está seco, pero cuando se enfada da buenos sustos.
Una de esas veces ocurrió el 21 de septiembre de 1907, con 21 víctimas. Un evento conocido como “La gran riá” que guarda gran similitud con lo que ocurrió el capital del Turia: que no llovió en la ciudad, sino aguas arriba. El Guadalmedina creció hasta convertirse en muro de barro y lodo de hasta 5 metros, arrasando todo lo que tuvo por delante de su camino sin miramiento ninguno. Y lo hizo, además, de madrugada, pillando a los malagueños de imprevisto.
Algunos estudios apuntan a que se pudieron acumular más de 400mm. Los daños se estimaron en 5 millones de pesetas de entonces, unos 480 millones de euros actuales. Una auténtica ruina.
Sobre este “susto” del Guadalmedina hablamos con José Luis Escudero, divulgador científico y apasionado de la Meteorología malagueña. Esta entrevista se emitió el pasado miércoles, 20 de noviembre de 2024 en “El sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escucha la entrevista.