Ya hemos comentado por aquí alguna vez que las áreas de latitudes polares, en especial las del Ártico, son las que más están acusando los efectos del cambio climático de origen humano. Recientemente un estudio de la universidad de York avisa de que más de 5.000 lagos en todo el hemisferio norte podrían llegar a perder todo su hielo en las próximas décadas.
El trabajo, encabezado por Sharma Sapna, está basado en el grosor de hielo que se forma en estos volúmenes de agua. Según parece éste se ha debilitado considerablemente en los últimos 40 años. El adelgazamiento de esta capa trae consigo que se resquebraje cuando se anda sobre ellos con el consecuente peligro. Tanto que se ha observado una íntima relación entre la finura del hielo y la temperatura del invierno.
Además, la publicación trae otros resultados curiosos. Se ha trabajado sobre 4.000 muertes en lagos en 10 países y se ha visto que hay una clara correlación entre los ahogamientos en lagos y las temperaturas en invierno más altas de lo normal. Se ha visto que entre un 15 y un 50% de las muertes por inmersión en estos parajes se ha dado en invierno.
“La capa de hielo también es importante para mantener la calidad de nuestra agua dulce”, dice Sharma de la facultad de Ciencias de la Universidad de York.
Canadá encabeza este macabro ranquin ya que muchas personas de esta nación tienen su sustento económico diario en la pesca en esto lagos. Según el informe sobre el cambio climático en Canadá la temperatura media del invierno tiene una anomalía de 2,3ºC, una barbaridad.
Además, prácticamente la mitad de los fallecidos son niños menores de 9 años. Muchos de ellos se encontraban jugando sobre el hielo cuando éste se rompió con el fatal desenlace. En cuanto a los adultos, buena parte de ellos mueren cuando pasan con sus motos de nieve fracturando el piso helado.
Además, este fenómeno tiene otras consecuencias. La principal es la ingente cantidad de agua dulce que se aporta a arroyos y ríos, trastornado por completo la flora y fauna de ese entorno. Y todo ello sin olvidar los efectos indirectos con otros sectores de la economía, como por ejemplo olas actividades recreativas tales como la pesca en hielo y los sistemas de purificación de agua.
Este problema se agrava aún más en verano, cuando los aportes de agua dulce aumentan considerablemente acarreando un masivo desarrollo de plantas y de algas, las cuales pueden ser contraproducentes.
Los termómetros suben hasta los 38º en el Círculo Polar Ártico