Los huracanes son potentes centros de bajas presiones que nacen en las latitudes tropicales. Surgen debido a las ondas del este, que son unas estructuras algo inestables, no mucho, pero lo suficiente para generar estos monstruos meteorológicos.
De hecho, en sus inicios los huracanes y los ciclones en general son poca cosa. Apenas un grumo nuboso y amorfo, que se va fortaleciendo según sobrevuelan el cálido océano. A lo largo de los días van absorbiendo el calor procedente del mar como fuente de energía, organizando los vientos e intensificando los aguaceros, al tiempo que se profundiza el mínimo de presión y las nubes se retuercen adquiriendo su característica forma espiral con el ojo central.
Los que se forman en el Atlántico tienen su origen frente a las costas de Cabo Verde. Muchos de ellos se dirigen hacia el noreste, en dirección al Caribe, donde impactan con todo su esplendor y ocasionan los daños que todos hemos visto en televisión.
Esta organización nubosa lleva asociada una gran cantidad de energía, capaz de arrastrar grandes masas de agua y de sedimentos marinos que se depositan en las costas. Y así, un año tras otro a lo largo de la historia. Basándose en estos restos, un grupo de científicos de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey ha sido capaz de estudiar los huracanes más importantes de los últimos 500 años, cuando no de disponía de registros instrumentales.
Comparando el tamaño de los granos de arena, las conchas de los crustáceos y el tipo de algas se puede estimar la fuerza y la ruta que siguió el huracán. Además, la prueba del carbono-14 permite datar la fecha de esas muestras con gran precisión.
Sobre este tema hablamos con Nahúm Méndez, geólogo y divulgador en redes sociales bajo el pseudónimo @ungeólogoenapuros . Esta entrevista se emitió el pasado martes 13 de agosto de 2024 en “El Sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escucha la entrevista.