El fin del estado de alarma ha cambiado el escenario de las noches. Lo sabe bien la policía. Ya no hay sanciones por saltarse el toque de queda pero sí han vuelto otros problemas conocidos por los agentes. Uno de ellos es el ruido. En una sola noche junto a la Policía Local de Merida varias de las llamadas hacen referencia a fiestas en viviendas particulares. Ya no están prohibidas, siempre y cuando no superen las diez personas no convivientes, pero el exceso de ruido sigue siendo sancionable.
No todos las quejas provienen de fiestas, las reuniones en la calle a altas horas también han regresado. Los coches y las motos vuelven a circular.... y todo lo que ello conlleva, no solo referente a ruidos. De nuevo hay controles de alcoholemia de madrugada y se hacen más frecuentes los fines de semana cuando el alcohol de nuevo ha vuelto a convertirse en protagonista del ocio nocturno.
La policía local se centra en controlar que se respeten las ordenanzas ya existentes antes de la pandemia, como la prohibición de beber en la calle, hacer botellón o vender alcohol por la noche. Situaciones que durante más de un año han estado casi exentas de la agenda de la policía.