Una de las calles tradicionales de Robledillo de Gata
La comarca extremeña de Sierra de Gata es una de las más inexploradas de toda la comunidad autónoma. Se trata de un paisaje de contrastes en el que abundan árboles como los olivares, los castaños y los pinos. Limita hacia el norte con Salamanca, mientras que sus límites a este y oeste son Las Hurdes y Portugal.
Precisamente, la cercanía con el país vecino le concede a su historia un toque único pues en tres municipios del Valle del Jálama se habla una lengua romance de origen galaico – portugués. Se trata de A Fala y la hablan más de 5.000 personas en esta zona.
La otra vertiente de la comarca, el Valle del Árrago, cuenta con un importante valor paisajístico y cultural en el que abundan la pizarra y la piedra en la mayoría de sus construcciones.
La primera parada obligada para el viajero que visite la Sierra de Gata es Eljas, un municipio situado al oeste de la comarca y en el que se podrá recrear rodeado de naturaleza. La población cuenta con diferentes centros ecuestres legado de la tradición equina que surgió como consecuencia del contrabando que en antaño se desarrollaba en la zona.
Aquí comprobarás otro de los principales atractivos, el patrimonio sonoro de los cencerros.
Ahora, centros como el ‘Picadero San Miguel’ ofrecen una ruta ecuestre a los turistas de todo el país que vienen hasta aquí atraídos por el encanto de descubrir la zona mientras se sienten jinetes por un día.
Uno de los primeros puntos destacados que encuentra el turista en este recorrido es el puente romano que conduce a las piscinas naturales, un camino que transcurre entre paredes de piedra en el que es frecuente el paso del ganado caprino. Aquí comprobarás otro de los principales atractivos, el patrimonio sonoro de los cencerros.
Las piscinas naturales de Eljas se encuentran justo al lado del río y para llegar a ella hay que recorrer un camino que transcurre entre senderos de robles, pinos y olmos. Es precisamente en esta zona donde encontramos las vistas más espectaculares con la Sierra de Eljas al fondo y, más a lo lejos, Portugal. Una experiencia que permite, casi, tocar el cielo.
Una hora y media de recorrido por calzadas romanas que concluye con la visita a Eljas, una localidad que apenas supera los mil habitantes.
La segunda para obligatoria para el viajero se encuentra a tan solo cinco kilómetros de Eljas. El viaje continúa hasta San Martín de Trevejo. Allí encontramos a las afueras del municipio su hospedería, un espacio hotelero ubicado en el Convento de San Miguel. Este convento se levantó en el siglo XV, concretamente en el año 1.462. Se encuentra en la ladera del Monte Jálama y llama la atención el contraste entre sus muros sobrios con la elegante decoración interior con la que cuenta en la actualidad.
Las instalaciones cuentan con 30 habitaciones, un spa, pista de padel, gimnasio y un restaurante en el que se trabaja exclusivamente con productos extremeños. La decoración de las diferentes estancias es exquisita, con suelos de cerámica negra y las pinturas de la artista extremeña Elena Dávila, además de elementos y detalles conservados de su pasado medieval.
Las vistas desde las habitaciones, asegura su gerente, son espectaculares durante todo el año. Unas paredes centenarias atesoran otro de los encantos: el spa. Se encuentra en el sótano del convento y cuenta con Jacuzzi, hamacas de calor y duchas bitérmicas.
La tercera parada se encuentra en el extremo oriental de la comarca, justo al límite con la comarca de Las Hurdes y Castilla y León. Nos desplazamos 50 kilómetros hasta llegar a Robledillo de Gata, una aldea de apenas 90 habitantes que preserva la arquitectura a base de madera, adobe y pizarra que recuerda a su pasado medieval y por el que se le ha concedido la declaración de Conjunto Histórico.
Entre sus monumentos destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, edificada en el siglo XVI y con planta hexagonal. Allí, el viajero podrá conocer además la historia del aceite a través del museo dedicado a este producto y ubicado en una antigua almazara cuya actividad cesó en los años 60. Un auténtico viaje en el tiempo en el que comprobar cómo se realizaba el proceso de elaboración del aceite con el molino de agua y la piedra. Ponemos rumbo al último destino y nos desplazamos ahora hasta uno de los puntos ornitológicos más importantes de Sierra de Gata.
Las inmediaciones de Descargamaría albergan una de las reservas ecológicas más importantes en el que viven rapaces de gran valor para la región.
Hasta alcanzar el punto de observación de estas aves hay que recorrer un camino en 4x4 para subir hasta los 1.000 metros de altitud entre pinos, brezos y jaras. Una vez concluida la ruta, encontraremos un punto en el que podremos ver a buitres negros y leonados rodeados del único sonido de la naturaleza.
Los buitres son animales que pueden alcanzar los tres metros de envergadura y llegan a pesar entre 10 y 12 kilos. ¿Sabías que estas rapaces ponen un único huevo al año que es incubado durante 70 días? Luego pueden pasar hasta 120 días desde que salen del nido.
No debes abandonar la zona sin visitar el ‘Chorro de los Ángeles’, una cascada de 200 metros de altura que eligen las aves para la cría. Eso sí, hay que fijarse muy bien porque estos animales se mimetizan con el entorno.
¿Te has quedado con ganas de más? Aquí tienes más detalles de esta espectacular ruta por uno de los puntos más destacados de Extremadura