Para conocer el inicio de los problemas en el Ayuntamiento de Alburquerque hay que echar la vista atrás. Ya con su anterior alcalde, Ángel Vadillo que estuvo 24 años en el cargo, hubo problemas de impagos a trabajadores y empresas. Problemas que se acrecentaron con su expulsión del PSOE en 2012 tras ser condenado a dos años y medio de prisión por un delito de obstrucción a la justicia y amenazas.
Con la condena en suspenso, Vadillo volvía a optar a la alcaldía en 2015 pero bajo otras siglas, la de Organización del Pueblo Obrero, y volvía a ganar. A principios de 2019, el gobierno le indultaba parcialmente, pero manteniendo su inhabilitación política. Por eso no pudo liderar ese año la lista del PSOE, por lo que la actual alcaldesa, Marisa Murillo, fue la número uno, aunque siempre bajo la sombra de Vadillo.
La deuda del municipio se sitúa entorno a los 15 millones de euros
Inició su mandato con ocho ediles y hoy solo le apoya una concejala; Laura Santalla. Desde entonces, esos problemas de impagos se han acrecentado. En mayo de este año, el PSOE la expulsaba del partido.
Desde entonces, la tensión ha ido en aumento. 200 trabajadores municipales llevan hasta 10 meses sin cobrar. Hartos de la situación, en mayo de este año llegaron por primera vez a la puerta de la Asamblea de Extremadura. Hoy han vuelto a manifestarse.
Se estima que la deuda del municipio se sitúa entorno a los 15 millones de euros y al menos dos corresponderían a las nóminas impagadas. Y mientras, en este tiempo, la alcaldía de Alburquerque ha contratado al ex alcalde Ángel Vadillo como asesor y portavoz.
Además, se ha desmantelado la Policía Local, cerrado de forma cautelar la residencia de mayores, el mal estado de las pistas deportivas y los parques; el cierre del centro especial de la infancia, la piscina municipal, su Castillo de Luna y el traslado del Festival Contempopránea a otros municipios.
