Desde 2018 no excavaban en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en el término municipal de Guareña. Este mes de abril han retomado los trabajos y los arqueólogos están a punto de finalizar esta cuarta campaña de excavaciones. En estos meses han logrado ampliar la superficie más de un cinco por ciento.
Junto a las tres estancias, la escalera y el vestíbulo ya visibles en las anteriores campañas, ahora han hallado otras escaleras de adobe, que llaman la atención por su buen estado de conservación, y varias puertas, lo que les hace pensar que el edificio continuará y podrían localizar nuevos habitáculos.
"Como en toda campaña, hay muchas sorpresas. Uno parte con una premisa de cómo irán distribuidos los espacios y en el Turuñuelo eso no se cumple, siempre va cambiando. De hecho, la planta del edificio no sigue el mismo patrón. Pensábamos que la fachada principal estaría en la parte este y por ahora, no es así. Quizá en sucesivas campañas podríamos cambiar y eso hace más interesante al edificio y a la vez más complejo", explica Esther Rodríguez, la codirectora de las excavaciones.
En 2021 la Junta de Extremadura expropió los terrenos y facilita las labores a los arqueólogos. "Ahora es una tranquilidad porque podemos venir en cualquier momento y no tenemos la incertidumbre de antes" reconoce Sebastián Celestino, director de las excavaciones. Gracias a esta nueva situación pueden acudir cada vez que lo necesiten al yacimiento, declarado también Bien de Interés Cultural desde el año pasado.
"El yacimiento siempre es una caja de sorpresas, es un sitio muy rico, conserva en su interior objetos de mucho valor. Siempre decimos que el mayor valor es su propia arquitectura, bien construido, con técnicas innovadoras, pero llama la atención los materiales tan ricos, la mayoría de ellos de importación (griegos, etruscos, fenicios). En esta campaña hemos descubierto elementos decorativos que podrían pertenecer a una bañera o a un sarcófago", detalla Celestino.
En septiembre empezarán una nueva campaña de excavación y esperan despejar algunas incógnitas de este conjunto arqueológico de origen tartésico y saber para qué servía este edificio, quién lo habitaba o por qué se abandono. Hasta la fecha solo disponen de la última imagen fija. "Se usó para ritual, de ahí que aparecieran varios esqueletos de caballos", recuerda.
