El arqueólogo y experto en numismática David Martínez Chico ha publicado un libro en el que se estudia al detalle el tesoro de Regina: 818 monedas de cobre del emperador Claudio II halladas en 1986 en la ciudad romana cercana a Casas de Reina (Badajoz) y que por sus características, son de imitación, lo hacen único en España y Portugal.
Se trata del mayor tesoro de monedas romanas falsas de Hispania encontrado hasta la fecha, ha apuntado Martínez, según el cual es "la primera vez que se ha encontrado un tesoro de estas características o con esta estructura, casi en exclusiva con un tipo de moneda de cobre que puede considerarse como imitación o irregular".
"En otras zonas de la Galia o Britania sí teníamos documentadas estas estructuras pero no aquí", ha precisado en un comunicado.
Las 820 monedas (dos han desaparecido), de un tiempo en el que el imperio romano aceleraba su decadencia, fueron halladas en 1986 cuando se estaban realizando los primeros trabajos en el foro, la zona central de la ciudad romana de Regina.
Aparecieron junto a una bonita fíbula decorada que abrochaba la bolsa en la que se guardaron las monedas, de la que no se conserva nada, y el tesoro fue depositado en el Museo Arqueológico de Badajoz y posteriormente estuvo expuesto hasta hace pocos años sin mayor información que la de su datación situada en torno al S. IV d.C.
Ahora, 35 años después de su hallazgo, David Martínez Chico ha publicado un libro en el que profundiza en este tesoro, donde la mayoría de las monedas llevan la efigie del emperador Claudio II y fueron acuñadas a partir del 270 d.C.
En el reverso, la representación más repetida en esta serie es la de una pira funeraria o altar aunque en un buen número de monedas aparece también un águila; y en la mayoría de las monedas se encuentra la leyenda 'Consecratio', el acto ritual por el que un mortal era elevado al estado de divinidad.
"En Numismática Antigua el término "imitación" se suele usar para diferenciar este tipo de monedas de las falsificadas, que implican un delito pues se hacían claramente para defraudar"
Otra de las peculiaridades de este tesoro es que estamos ante una serie de monedas que son consideradas imitaciones.
"En Numismática Antigua el término "imitación" se suele usar para diferenciar este tipo de monedas de las falsificadas, que implican un delito pues se hacían claramente para defraudar", considera Martínez Chico.
Ha expresado que la moneda de imitación "se relaciona con situaciones precarias" monetariamente hablando. "En un momento en el que la moneda divisionaria o menuda no existía, o era escasa, debieron surgir talleres para aliviar dicha escasez de monedas”, ha apuntado.
Poco o nada se sabe acerca de las razones que llevaron al ciudadano de Regina, presumiblemente un comerciante o tendero, a esconder las monedas.
En esos momentos, ha señalado, la ciudad de Regina debió estar "prácticamente abandonada"; en cualquier caso, el lugar donde se ocultó, en pleno foro romano, da ciertas pistas de la posible actividad que la ciudad todavía mantenía.
En cuanto a los motivos del atesoramiento, no necesariamente tiene que estar relacionado con episodios violentos y puede deberse también a motivos económicos, como "refugio contra la inflación del momento y tal vez con la intención de introducirlas más tarde de nuevo en el mercado".
En este hallazgo destaca también la fíbula o broche con la que se cerraba la bolsa que contuvo las monedas. Estuvo esmaltada con colores vivos y su datación es anterior al tesoro, se sitúa a finales del S. II y principios de S. III, ha concluido.