La versión extremeña del Cuento de Navidad ha tenido como escenario Fregenal de la Sierra. Sus protagonistas: una cuidadora, tres vecinas de la ciudad y la Policía Local.
La historia comienza el pasado miércoles, cuando la cuidadora cobró su sueldo, de poco más de 700 euros, por atender a una persona mayor. "Al meter el dinero en el bolso se conoce que no cerró bien la cremallera", nos cuenta Manuel González, el jefe de la Policía Local. No se dio cuenta de que llevaba el bolso abierto, por lo que durante su paseo por Fregenal fue esparciendo los billetes que había cobrado. Según ella misma relató a la Policía Local, lo perdió todo.
En algún punto de su recorrido por la ciudad entran en escena tres vecinas que charlaban tranquilamente esa misma mañana en mitad de la calle. Al despedirse, una de ellas se percató de que lo que había en el suelo no eran papeles sino billetes. "Consiguieron recuperar 400 euros que nos trajeron a las dependencias policiales", relata González, "sin duda demostrando un gran gesto de educación y generosidad".
Las tres vecinas confiaron en el buen hacer de la Policía Local, e hicieron bien. A través de las redes sociales, y con la colaboración de la alcaldesa de Fregenal, los agentes pusieron en marcha un señuelo que no tardó en surtir efecto. "Llamaron algunas personas diciendo que habían perdido dinero, pero ninguna concordaba con los detalles que nosotros teníamos", cuenta el jefe de policía, "hasta que el viernes una mujer con acento sudamericano se puso en contacto con nosotros. Hubo algo en aquella llamada que hizo que algunas de las piezas que la policía tenía sueltas en este puzle, les encajaran.
Teniendo en cuenta "que el dinero no tiene nombre pero tiene muchos dueños", Manuel citó a las tres mujeres que habían encontrado los billetes y a la supuesta dueña del dinero. Como si de un careo judicial se tratase, los testimonios de todas fueron cuadrando hasta que no cupo la menor duda de que los 400 euros pertenecían a aquella mujer que decía haberlos perdido.
"No pudo evitar la emoción y las lágrimas, e incluso quiso dar una gratificación a las vecinas que habían encontrado el dinero. Lógicamente, se negaron a cogerla".