El convento abandonado de San Antonio de Padua, en Garrovillas de Alconétar (Cáceres), será rehabilitado y pronto podrá recibir visitas. Después de años de gestión, sus dueños lo han donado a la Junta de Extremadura y ahora la Consejería de Cultura será la encargada de llevar a cabo los trabajos.
En breve, más tarde de lo previsto por la crisis sanitaria, empezarán las obras de limpieza del recinto y del vallado perimetral de la zona para que no se acceda al interior. La inversión asciende a 90.000 euros. La consejera de Cultura, Nuria Flores, que ha visitado la zona, ha dicho que es necesario acometer estos trabajos para proteger esta joya arquitectónica del siglo XV, que conserva los frescos originales.
Se trata de un convento franciscano fundado en el año 1476 por el I Conde de Alba de Aliste Enrique Enríquez de Mendoza, como panteón. El edificio primitivo sirvió de cobijo para los frailes. En la época de máximo esplendor llegaron a vivir una veintena de religiosos. Después fue reformado y en el siglo XVII se amplió. Más tarde, durante la desamortización, fue destruido y la principal causa de su abandono. Se transformó en fábrica, almacén ganadero y sufrió el expolio de sus propios vecinos, hasta la actualidad, en estado ruinoso.
Varias asociaciones, instituciones,vecinos, expertos llevan reclamando durante años que se actúe en este convento, una solución para que el monumento no caiga en el olvido. La alcaldesa de Garrovillas de Alconétar, Elisabeth Martín, que también ha estado en la visita, ha agradecido a la Junta su labor con la que se inicia una nueva etapa. "Después de 15 años, por fin podemos agradecer a la Consejería de Cultura su actuación, nos da la seguridad y sabemos que el convento va a seguir aquí con nosotros", concluye.