Son ya cinco días sin noticias Pablo Sierra. El joven de Zorita salió con sus amigos el jueves por la noche y no regresó a la residencia universitaria donde vive. Hoy, por primera vez, ha hablado su familia.
Están convencidos de que no se ha marchado voluntariamente. Susana Moreno, su tía, confiesa que toda la familia está "muy angustiada y preocupada" porque no saben qué ha podido suceder. "Pablo es un niño bueno, trabajador, buen estudiante, simpático; es un chico de 10 -nos cuenta-. Nunca nos ha dado ningún problema, por lo que no tenemos ninguna duda sobre él".
La tensión crece, dice, conforme pasan los días, pero entienden que la policía está haciendo su trabajo y piden la colaboración ciudadana ante cualquier detalle, aunque pueda parecer insignificante: "Llamamos a que se difunda todo lo posible su desaparición para que llegue a todo aquel que pueda haber visto algo", explica.
Hoy es la Policía Nacional la que centra el dispositivo de búsqueda de Pablo. Raúl González, portavoz de la Jefatura Superior en Extremadura, explica que "son las patrullas de seguridad ciudadana las que hacen hoy esa tarea en las mismas zonas donde se buscó ayer". Es decir, entre los Colorines y Las Cuestas de Orinaza; el Fuerte de San Cristóbal, y los alrededores de la barriada de Tulio y Suerte de Saavedra.
También en la zona del río donde apareció su teléfono móvil. Pablo Sierra, que estudia Matemáticas, no de Medicina, como se ha difundido hasta ahora, mide 1,75, es castaño, con flequillo rizado, y cuando desapareció vestía camisa azul, vaqueros y zapatillas blancas. Fue visto por última vez en la calle Zurbarán, en el Casco Antiguo.