El Ayuntamiento de Cáceres ha ordenado precintar este fin de semana dos establecimientos de ocio nocturno de la zona de la Madrila por la celebración de fiestas clandestinas en las que se incumplían las normas sanitarias y el toque de queda, además de tener uno de ellos una puerta de emergencia anulada y otra cerrada. La decisión se ha tomado tras ser inspeccionados por el Grupo Especial de Seguridad (GES) de la Policía Local.
En concreto, en la Plaza de Albatros la Policía Local comprobó la noche del sábado que, aunque la puerta principal se encontraba cerrada y con las luces apagadas, se escuchaba música desde la calle, por lo que se procedió a inspeccionar el local.
Una vez en el interior se comprobó que había más de 60 personas y se incumplía la distancia de un metro y medio entre las mesas, también entre los grupos de clientes e incluso “no se realizaba la obligatoria limpieza y desinfección del local y de los baños”.
"Nadie en el establecimiento portaba mascarilla"
También destaca el informe policial remitido este lunes a los medios de comunicación que no había un itinerario marcado de entrada y salida, “con el agravante de que se estaba utilizando la pista para bailar. Además, nadie en el establecimiento portaba mascarilla”.
Otro de los agravantes era que los accesos a la puerta principal se encontraban cerrados “con cadenas y candados”, una de las salidas de emergencia “anulada y llena de obstáculos” y la otra cerrada y sin ningún tipo de señalización.
En otro local, 50 personas en su interior
El otro local precintado de la zona de ocio nocturno de la Madrila presentaba la puerta principal cerrada pero mantenía abierta una lateral en la que un portero dejaba entrar y salir a la clientela a la una de la madrugada.
Al inspeccionar el establecimiento, se comprobó que estaban 50 personas en el interior “consumiendo con normalidad y entrando y saliendo con bebidas y sin tener en cuenta ninguna de las premisas ni obligaciones sanitarias”, incluso había “personas fumando, un menor consumiendo alcohol y varias personas consumiendo estupefacientes en los baños”.
Las sanciones a las que se enfrentan estos locales son multas desde 30.001 euros e incluso el cierre del establecimiento hasta un tiempo máximo de tres años.
Además, un pub de la calle Pizarro inspeccionado presentaba un aforo superior en 30 personas al permitido y no disponía de un control de acceso en la puerta de entrada. En este caso, el establecimiento no será precintado, “pero sí propuesto para sanción económica y de reducción de horarios de cierre en los días sucesivos”, según el informe policial.