Esta es la historia de un pastor, José Manuel Sánchez, pero también la de su familia, conocida como Los Serranos. Desde Salamanca, su bisabuelo Serafín y su abuelo Manuel practicaron la trashumancia, una tradición que ha pasado de generación en generación. Su padre aún pastorea junto a él, y ahora, desde Extremadura hasta León, recorrerán 600 kilómetros en 38 días para llevar el ganado a los pastos leoneses, donde pasarán los meses más calurosos del año.
Hoy, José Manuel ha logrado algo muy especial: cruzar el cordel que atraviesa Huertas de Ánimas y dejar descansar allí a su rebaño, como símbolo de arraigo y continuidad.
El rebaño está compuesto por 1.700 ovejas de raza merina, guiadas por 12 perros, tres careas y el resto mastines y 11 personas, de las cuales tres son pastores y el resto auxiliares, todos miembros de la misma familia. Aunque reconocen que son cinco meses de mucho trabajo, esfuerzo y soledad en el monte, también destacan que no están completamente solos. Los fines de semana reciben la visita de familiares que les dan ánimo y compañía.
Durante la ruta, suelen hacer paradas cada 15 kilómetros. Comen juntos, como una gran familia, y duermen en tiendas de campaña o al raso, bajo las estrellas. La tradición continúa viva, ya que los hijos de los pastores también participan, asegurando el relevo generacional.