Es la expresión más cruel de la violencia machista y sus víctimas, las más vulnerables. En España, la violencia vicaria ha acabado con la vida de siete menores en lo que llevamos de año. Nunca antes habíamos tenido un inicio de año con tantos asesinatos.
Por eso, el observatorio estatal de violencia sobre la mujer, presidido este martes por Pedro Sánchez, ha debatido más medidas de protección. El objetivo: reforzar la coordinación. Y en este sentido se ha anunciado un montante de 140 millones de euros para implementarlas. Además de otros 19 millones para desarrollar programas sobre asistencia integral a mujeres y menores víctimas de violencia machista, apoyo a víctimas de agresión sexual o prevención de abusos sexuales en menores.
También, el presidente del Gobierno se ha comprometido a que haya, al menos, dos reuniones al año del observatorio para hacer un seguimiento de todas estas medidas.
78 menores en riesgo
En Extremadura 78 menores están en riesgo real de sufrir este tipo de violencia, según los últimos datos del Sistema VIOGEN. De ellos, nueve se encuentran en una situación de ‘riesgo alto’ de ser agredidos por el maltratador de su madre y 69, en riesgo medio.
Pero además, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen identificados a otros casi 300 niños y niñas en la región en situación de indefensión. Y es que, al analizar el riesgo en el que se encuentra su madre, han detectado indicadores que apuntan a que la violencia ejercida por el agresor sobre la mujer podría extenderse también a los hijos. Pero para eso tiene que haber una denuncia previa de la mujer.
La violencia vicaria es la más cruel y despiadada de las múltiples violencias que se ejercen contra las mujeres. Causa un daño irreparable y destruye a la mujer para siempre. Por eso, desde asociaciones feministas como la Plataforma de Mujeres por la Igualdad de Cáceres piden proteger más a los hijos e hijas de las víctimas de violencia machista.
"Hay que escuchar a las mujeres y a los menores que dicen que no quieren irse con el padre maltratador"
María José Pulido dice "que hay que estar atentos a las señales de alarma y escuchar a las mujeres y a los menores que dicen que no quieren irse con el padre maltratador".
Hay que concienciar para entender que, en estos casos, el dolor no es físico pero la crueldad es de por vida.