La biomasa se ha convertido, en Extremadura, en una alternativa muy importante para generar otro tipo de energía renovable, pero también un medio generador de empleo en el entorno rural y una manera sostenible de evitar incendios.
Nuestra región cuenta con una gran superficie de olivar y de ciruelo. Dos cultivos cuyos residuos sólidos se pueden aprovechar para la obtención de biocombustible y su utilización como fuente de energía alternativa, principalmente en estufas domésticas. Este es el objetivo principal de la tesis doctoral del investigador del CICYTEX, Luis Royano.
Un trabajo de cinco años en los que también se ha utilizado otros materiales como paulownia y cynara. Todos dan como resultado un pélet de alta calidad y un porcentaje muy bajo de ceniza. La clave ahora está en buscar la mayor durabilidad.
Por el momento no están trabajando con ninguna empresa de fabricación, pero sin duda, las ventajas que ofrecen estos nuevos biocombustibles harán que pronto puedan estar en el mercado.