Dejamos a nuestros hijos en sus manos. Por eso, debemos tener en cuenta que los campamentos en los que participan cumplen con las condiciones básicas de seguridad. Lo primero es que la entidad debe estar acreditada por la Junta de Extremadura. Tener un director a cargo y contar con un monitor para cada 10 menores. Todo ello se tiene que reflejar en el contrato que se firma.
El campamento debe contar con un seguro de responsabilidad civil, como mínimo. Además, algunos campamentos cuentan con protocolos propios de emergencia, el de altas temperaturas que envía la Junta y el protocolo de prevención del acoso y los delitos sexuales. En las aulas cuentan con protección de enchufes y mobiliario adaptado a sus edades, para evitar daños. Botiquín fijo y portátil. Y mucho cuidado con las alergias alimentarias.
Incluso en julio se incorporan al campamento voluntariado inclusivo, para que los pequeños se habitúen a estar con personas de distintas capacidades.