9 Noviembre 2025, 12:51
Actualizado 9 Noviembre 2025, 14:49

Cinco años de subidas y bajadas han convertido el aceite de oliva en un auténtico viaje de montaña rusa para los consumidores, y también para los agricultores. Tras alcanzar máximos históricos de hasta 12 euros por litro en 2024, los precios han bajado, pero el bolsillo familiar todavía nota la diferencia, si echamos la vista varios años atrás.

En 2019, el litro de aceite de oliva virgen extra rondaba los 2,5 euros en los supermercados. A partir de ahí, los precios se dispararon hasta los 9-12 euros en 2024, como consecuencia de la sequía y el aumento de los costes de producción, lo que también provocó una caída en el consumo.

Mejora, pero no recuperación

Gracias a buenas cosechas y a un aumento de la oferta, los precios se han relajado este año, situándose actualmente por debajo de los 5 euros por litro. Sin embargo, sigue siendo casi el doble que hace cinco años, lo que ha obligado a las familias a ajustar hábitos: comprar botellas más pequeñas, controlar el gasto o, en algunos casos, cocinar con otros tipos de aceite.

Desde el sector agrícola, los productores advierten que los costes de producción continúan altos, lo que mantiene baja la rentabilidad del campo. Además, piden vigilancia frente a las importaciones de aceite de otros países para proteger la producción local.