Cuando los arqueólogos dejaron las brochas en la campaña anterior, jamás pensaban que a tan solo unos centímetros de donde aparecieron los famosos rostros de Tarteso habría otro hallazgo histórico, la puerta del edificio que tanto les obsesionaba y que llevaban dos años buscando. Mide 2,80 metros de ancho y se abre dentro de un muro de 3 metros de altura, con doble escalón y es la puerta principal de la fachada oriental
Este hallazgo ha cambiado el paradigma de lo que pensaban que era el edificio. No se trataría de un monumento único, sino de una entrada monumental que da acceso a un espacio abierto, a una gran calle, y a su vez a diferentes talleres de artesanía. Dentro de uno de ellos han descubierto un gran horno con grandes pesas de telar.
"Es interesante ver que cómo hemos pasado de pensar que era un monumento a un gran complejo de talleres artesanales"
Y un hallazgo insólito que una vez más ha generado gran expectación. Se trata de una tablilla, que mide solo unos centímetros, es de pizarra y en ambas caras se ven tres guerreros dibujados, ataviados con escudo, armas y tocado.
"Es una pequeña ventana a la mente del artesano que elaboró este boceto y que nos transmite mucha información"
Es probable que los artesanos de hace 2.500 años realizasen trabajos para las personas que vivían en su interior. De ahí que ahora este yacimiento haya ganado en relevancia política, económica y comercial. El equipo del Turuñuelo, dirigido por Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, ha posado orgulloso ante estos nuevos descubrimientos que, de nuevo, han dado un giro a la historia.