La guerra en Ucrania no es nueva. Comenzó en 2014. Aquel año, la población salió a la calle para oponerse al rumbo prorruso que había emprendido el presidente ucraniano Yanukovich, que terminaría huyendo a la Federación Rusa.
El Euromaidan demostró que buena parte de la ciudadanía ucraniana quería mirar a Europa, integrarse en la Unión Europea y formar parte de la OTAN. Unos objetivos que disgustaron enormemente al gobierno ruso por lo que armó un plan de desestabilización.
Rusia no acepta la voluntad del pueblo ucranio
El plan desestabilizador se inició en Crimea y la ciudad de Sevastopol. Allí lanzó una ofensiva sin tanques. Persuadió a los crimeos de que Ucrania quería guerra y que las consecuencias para ellos serían "terribles", así que les animó a convocar un referéndum de anexión a Rusia que arrasó en las urnas, según indicaron los gobernantes de la península Crimea. Un referéndum que a día de hoy no ha sido reconocido por buena parte de la comunidad internacional.
Al mismo tiempo, la Federación Rusa trató de hacer similar táctica con las regiones rusoparlantes de Lugansk y Donetsk. La diferencia fue que allí tuvieron que alentar a los separatistas a iniciar la lucha armada porque ambos territorios no gozaban del mismo estatuto de independencia con el que sí contaba Crimea.
A lo largo de estos ocho años, la Federación Rusa ha estado detrás del conflicto en el Donbass. Tal y como denunciaba reiteradamente el gobierno ucraniano, Rusia ha apoyado económicamente y armamentísticamente a los separatistas que llegaron a autoproclamarse como repúblicas independientes.
El reconocimiento, el detonante final
El siguiente paso ha ocurrido esta semana. Ambas repúblicas eran reconocidas por Rusia: no se integraban en la Federación, pero el Parlamento acordaba la inmediata defensa de sus ciudadanos en ambos territorios.
Lo que en principio iba a ser una defensa de Donetsk y Lugansk se ha convertido en un ataque global a toda Ucrania que pretende, según Vladimir Putin, acabar con la militarización de un país "nazi y genocida" que está siendo apoyado por la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN.