14 Mayo 2024, 16:29
Actualizado 15 Mayo 2024, 20:24

Después de la declaración ayer de Eugenio Delgado y de familiares de Manuela Chavero, hoy le ha tocado el turno a 16 testigos. Una parte han sido amigos y conocidos del acusado y la otra, distintos agentes de la Guardia Civil, entre ellos los pertenecientes a la UCO que llevaron la investigación de la desaparición de la vecina de Monesterio.

La declaración de estos últimos ha sido lo más relevante en la sesión de mañana de esta segunda jornada de juicio. Los agentes han declarado que Eugenio les dijo que si había semen en el cuerpo de Manuela era suyo, pero tras una relación sexual consentida.

Esto entra en contradicción con lo declarado ayer por el acusado, que explicó que nunca había dicho lo del semen a la Guardia Civil. La Benemérita asegura que sí lo hizo, pero en unos comentarios espontáneos, a los que los agentes les dan total validez.

Un móvil sexual

De hecho, desde el inicio, la UCO tuvo como principal hipótesis el móvil sexual en la desaparición de Manuela. Descartó el robo, el suicidio y una cuestión económica, por lo que las palabras de Eugenio les parecieron relevantes. Además, tras el análisis del teléfono móvil del acusado, los agentes pudieron comprobar que había solicitado varias veces servicios de prostitutas para, han asegurado, mantener "sexo extremo".

Una palabras que sostienen también el argumento de las tres acusaciones y la Fiscalía de que Manuela fue agredida sexualmente. En las declaraciones de esta mañana de los amigos y conocidos de Eugenio, las partes han preguntado por su relación con las mujeres. Tratan de demostrar al jurado que el acusado era un depredador sexual con una conducta desviada en este tema.

Acusaciones y Fiscalía califican a Eugenio como un depredador sexual

Ha habido testigos que han asegurado que su comportamiento era agresivo, alterado y de ira cuando era rechazado por las mujeres. Otros han señalado que tenía una conducta normal o que no tenían conocimiento de una conducta diferente.

Detención de Eugenio

Los agentes de la UCO han declarado también que empezaron a sospechar de Eugenio dos años después de que ocurrieran los hechos, pero que las pesquisas dieron ya resultados concluyentes en la primavera y el verano de 2020. Entre ellas, los agentes determinaron que el consumo eléctrico en la casa de la abuela de Eugenio y su coche le situaban cerca de la casa de Chavero la madrugada en la que desapareció.

La Guardia Civil, con una autorización judicial por delante, le pinchó el teléfono móvil a Eugenio, que finalmente derivó en su detención a mediados de septiembre de 2020. Los agentes escucharon una conversación entre el acusado y su madre, en la que esta última le preguntaba a su hijo que él no habría hecho nunca algo así con Manuela. La respuesta de Eugenio a su madre no fue muy convincente para la UCO.

Para los investigadores de la Guardia Civil Manuela no pudo caerse de espaldas con una cuna

Hubo una segunda conversación telefónica que alertó a los agentes. Eugenio solicitaba a un abogado penalista de Sevilla una reunión urgente para tratar con él un asunto grave que tenía y que se había complicado. Ahí se precipitó la detención del acusado.

Por último, los investigadores de la UCO han declarado ante el fiscal que Manuela no pudo caerse de espaldas con una cuna, la versión de Eugenio para explicar la muerte accidental. La cuna, han indicado los agentes, pesaba poco, tenía ruedas y además la habitación donde estaba era pequeña y no había espacio físico para un vuelco.