Con la inflación disparada, los que más notan la subida de precios son las personas que viven solas. Al no poder compartir productos, tienen que elegir los envases más pequeños y la cesta de la compra les resulta más cara.
Gastos disparados
Cada mes resulta más difícil cuadrar los gastos a las familias. A las personas que viven solas les perjudican, además, los sobrecostes de los envases más pequeños. Afrontan al completo todos los gastos de su vivienda y consumo diario, incluyendo la subida actual de los precios. Una persona soltera comprueba cómo un envase de tomate frito les cuesta casi un euro más el litro que su versión reducida.
Ofertas no válidas para ellos
La fórmula de comprar kilos en oferta de productos perecederos tampoco es válida para las personas que viven solas. No dan abasto con grandes cantidades. La inflación deja huella en los bolsillos de los extremeños, sobre todo en los de quienes no pueden compartir sus gastos.