Cuando los fuegos artificiales y los petardos se convierten en los protagonistas, en muchos hogares se salta de alegría, y en otros, comienza una pesadilla. Es lo que sufren algunos colectivos, entre ellos, los familiares con niños con condición del espectro autista. "Los petardos causan irritabilidad a las personas con autismo y, a veces, les causan crisis nerviosas que les pueden llevar a unas situaciones límites", explica Rafael Hernández, presidente de la Federación Autismo de Extremadura. Por eso, los familiares del colectivo piden a la población un poco de empatía.
Los petardos están prohibidos en la mayor parte de las localidades extremeñas, pero aún los seguimos escuchamos. Especialmente en estas fiestas.
En Nochevieja las perritas de Yasira se escaparon asustadísimas. "Tita se asustó mucho y salió corriendo. Bimba, obviamente, al ver a su madre tan asustada pues fue detrás. Estuvimos tres horas pasándolo muy mal porque no aparecía por ningún lado", no cuenta la dueña. Afortunadamente ya están en casa.
Los perros tienen los sentidos más agudos que nosotros y escuchan y huelen los cohetes con mucha más intensidad. Algunos sufren ataques epilépticos o paros cardíacos. "En la clínica veterinaria me llamaron una noche para atender a un perro que, por el miedo a los petardos en una de estas noches de Navidad, se lanzó a través de una ventana rompiendo los cristales que le seccionaron tendones y vasos sanguíneos. La hemorragia provocó la muerte del animal", nos cuenta José Marín, presidente del colegio de veterinarios de Badajoz.
En páginas como 'Batallón Perruno' estos días no paran de publicar mensajes de dueños de mascotas que han huido por el pavor generado por los ruidos.
Las multas por desobedecer las ordenanzas municipales pueden llegar a los 1.500 euros.