24 Agosto 2025, 13:53
Actualizado 24 Agosto 2025, 14:38

Durante dos semanas, el cielo del norte de Extremadura fue surcado por aviones que combatían el incendio de Jarilla. Un total de 26 aeronaves participaron en las labores de extinción, en una operación aérea clave para frenar el avance de las llamas. Sin embargo, detrás de esta labor esencial hay una realidad preocupante: la precariedad laboral de los pilotos que se juegan la vida en cada vuelo.

 

Canal Extremadura

 

Estos profesionales, fundamentales en la lucha contra incendios forestales, enfrentan contratos temporales y condiciones que los empujan a buscar oportunidades fuera de España. La consecuencia directa es una disminución progresiva del número de pilotos disponibles para emergencias como la de Jarilla.

 

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“Cada vez hay menos pilotos para apagar incendios”, advierten fuentes del sector. Para quienes deseen formarse en esta especialidad, escuelas como el Real Aeroclub de Badajoz o el Aeroclub de Mérida ofrecen la posibilidad de iniciar los estudios que pueden llevar a convertirse en piloto de incendios. Una vocación que, más allá de la técnica, requiere compromiso, valentía y una mejora urgente en sus condiciones laborales.