El debate sobre la carne artificial creada en un laboratorio regresa con la aprobación en EEUU de la comercialización y venta de esta carne en restaurantes. En los países europeos no se ha desarrollado esta tecnología y las autoridades europeas no consideran esta carne cultivada como un alimento. Pero es una realidad que sigue investigándose. Mario Estévez es profesor veterinario en la Universidad de Extremadura y afirma que no cree que la carne de laboratorio sea una opción real y creíble, en tal caso habría que barajar otras opciones como el consumo de insectos. Para el ganadero Pedro Flores "la carne artificial nunca podrá competir con la de animales criados en extensivos, criados con sus madres."
Pero los defensores de la carne in vitro insisten en que es más sostenible con el medio ambiente, por los gases efecto invernadero que emite la ganadería, y porque se sacrificarían menos animales. Sin embargo, para cultivar esta carne in vitro se precisa suero fetal bovino, por lo que se sigue sacrificando a los animales, pero a las madres y sus bebés antes de nacer. Marta Martínez, responsable de comunicación digital de Proveg, asegura que "sería una carne para consumo diario más asequible económicamente" e insiste en los beneficios de consumirla, como "la producción de menos CO2, consumo de agua y de tierra fértil."
Los ganaderos, por su parte, explican que los gases emitidos por la ganadería son consumidos por las plantas, las hierbas y los árboles donde se crían esos animales.
Por lo pronto, la legislación europea no permite el consumo de esta carne. Solamente se consume, por ahora, en EEUU y Singapur.