Tan largo como la distancia entre Badajoz y Barcelona en línea recta: 829 km es la longitud de un rayo que se produjo en los Estados Unidos, entre el este de Texas y las cercanías de Kansas City. Un dato, cuanto menos sorprendente, que hace un par de semanas la Organización Meteorológica Mundial lo ha reconocido como válido.
Esta descomunal corriente eléctrica fue creada por un sistema convectivo de mesoescala, es decir, un conjunto de tormentas de varios cientos de kilómetros de longitud que están conectadas entre sí mediante flujos de viento que favorecen una vida relativamente alta (del orden de varias horas) y precipitaciones intensas, ocasionalmente torrenciales y acompañadas de granizo severo. Todo indica que el acople de esas tormentas fue el ideal, fortaleciéndose entre ellas y dejando una vía libre a esa chispa eléctrica de cientos de kilómetros.
Cosas así no se ven todos los días. De hecho, el origen y propagación de los rayos siguen estando abiertas, con numerosos interrogantes aún sin resolver y que son perseguidas por meteorólogos y físicos de todo el mundo. Y no deben de tener fácil explicación porque no contamos con modelos lo suficientemente conseguidos que puedan predecirlos y, así, evitar muertes y daños materiales.
Sobre este tema hablamos con nuestro experto en Electricidad Atmosférica, Javier Pérez Invernón, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Esta entrevista se emitió el pasado lunes, 11 de agosto de 2025. Pincha en la imagen y escúchala.