Con la reciente experiencia que tenemos con la erupción del volcán en Cumbre Vieja en La Palma, es fácil vincular la actividad geológica con destrucción y desolación. Y así puede parecer en una primera impresión, pero estas circunstancias han sido vitales, y nunca mejor dicho, para la evolución de los seres vivos.
En estos días ha salido un estudio firmado por profesores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) en el que se vincula una inusitada actividad volcánica en la época del Triásico (250 a 201 millones de años) con un claro aumento significativo de las lluvias y de la temperatura a nivel global coincidiendo, además, con la aparición de los primeros dinosaurios.
A este periodo se le conoce como el “Episodio Pluvial Carniense” o “del Triásico Tardío” que va de los 234 a los 232 millones de años. En este intervalo hubo una mayor actividad volcánica, llovió más de lo habitual y las temperaturas subieron tanto que se desarrollaron de forma notable las coníferas modernas y los helechos, además de los cocodrilos, las tortugas, los insectos y aparecieron los primeros mamíferos, según releva un estudio internacional publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Esos cambios geológicos han quedado registrados en un terreno ubicado entre del centro y sur de Alaska hasta el suroeste de Yukon, paralelo a la costa de la Columbia Británica, llamado Wrangellia; además de un aumento de las cuencas de drenaje que convergen en lagos de las actuales Europa Central, Groenlandia, Marruecos, América del Norte o Argentina debido al aumento de la pluviosidad.
Para ello, los investigadores han trabajado sobre los sedimentos y los registros fósiles de plantas acuáticas hallados en la cueva de Jiyuan, en el norte de China. Han usado un método de datación a partir del uranio y del plomo que contiene el mineral del zirconio. Es una herramienta que se emplea en muestras con una antigüedad superior al millón de años hasta los 4.500 millones (la edad de la Tierra) con un error inferior al 5% en el peor de los casos e inferior al 1 en los mejores, así que la aproximación es, prácticamente, exacta. Además se han probado técnicas de quimioestratigrafía (caracterización química de las capas de rocas) y datos palinológicos (polen antiguo) y sedimentológicos (sedimentos terrestres).
El coautor del documento, Jason Hilton, explica en un comunicado que "en el espacio de dos millones de años, la vida animal y vegetal del mundo experimentó importantes cambios, incluyendo extinciones selectivas en el ámbito marino y la diversificación de grupos de plantas y animales en la tierra. Estos acontecimientos coinciden con un notable intervalo de intensas precipitaciones conocido como el Episodio Pluvial Carniense ".
Los investigadores han visto cómo cada una de estas fases de erupción coincidió con alteraciones en el ciclo global del carbono, con variaciones en el régimen de lluvias y con una profundización del lago, con la correspondiente disminución de oxígeno y de vida animal.
"Nuestros resultados muestran que las grandes erupciones volcánicas pueden producirse en pulsos múltiples y discretos, lo que demuestra su poderosa capacidad para alterar el ciclo global del carbono, provocar trastornos climáticos e hidrológicos e impulsar procesos evolutivos", prosigue Hilton.
Puedes leer el artículo completo aquí: https://www.pnas.org/content/118/40/e2109895118