Los volcanes han jugado un papel fundamental en la historia del clima de la Tierra. Hasta la irrupción de la Revolución Industrial, ellos eran los principales emisores de gases contaminantes y de aerosoles a la atmósfera. Hace unas semanas se ha descubierto al responsable del frío verano de 1831, no equivocar con el “Año sin verano de 1816” debido a la erupción del Tambora. Este nuevo volcán responde al nombre de Zavaritskii, y se encuentra en el archipiélago de las Kuriles, al norte de Japón, una zona de elevada actividad telúrica.
Su enfado debió ser impresionante, arrojando miles y miles de toneladas de gases sulfúreos, de polvo y de cenizas a varios kilómetros de altura. Una enorme cantidad de material sólido quedó concentrado y recorriendo parte del globo durante los meses siguientes y enfriamiento y coloración expresiva de los atardeceres.
Fuentes documentales respaldan que ese extraño verano de 1831 el Sol adquirió una tonalidad verdosa y azulada y que en los Alpes hizo un frío como si fuese pleno invierno con nevadas en las montañas. Y no era para menos, la temperatura del planeta cayó 1ºC de un plumazo. Quizás te parezca poco 1ºC, pero piensa que es enfriar todo un planeta con 1ºC... imagínate la cantidad de energía que es necesaria.
Hace unas semanas se ha publicado un trabajo en la revista Nature ( https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2416699122 ) donde se pone en evidencia la estrecha relación que hay con ese extraño verano de 1831 y la erupción del Zavaritskii. Sobre este tema hemos hablado con nuestro geólogo de cabecera, Nahúm Méndez, nuestro @geologoenapuros , en una entrevista que se emitió el pasado miércoles, 28 de mayo de 2025. Pincha en la imagen y eschúchala.