El clima ha ido variando de forma natural a lo largo de la historia del planeta. De hecho, hasta no hace mucho (hablando en escala geológica), la tendencia de la temperatura global era a la baja, hacia un enfriamiento generalizado. Un comportamiento cortado de lleno en el último siglo y medio, coincidiendo con el inicio de la Era Industrial. Sean por causas naturales o antropogénicas, estos cambios repercuten, irremediablemente, en la flora y en la fauna de los paisajes.
Hay múltiples formas de estudiar el clima del pasado. En el caso de los tiempos prehistóricos los únicos testigos que tenemos son los fósiles (tanto animales como vegetales) y los estratos del suelo. Un equipo del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, liderado por Gonzalo Jiménez, se ha centrado en los restos de unos familiares cercanos a los mosquitos, los quironómidos. Resulta que la cabeza de estos insectos es rica en quitina (la sustancia que da forma y fortaleza la estructura de los invertebrados) y, por tanto, fosiliza bien.
El equipo de científicos ha estudiado cómo estos bichitos se han ido adaptando conforme su ambiente evolucionaba, tanto en cantidad como en su distribución. Han constatado la existencia del "Periodo Húmedo Ibérico-Romano", tan cálido como el actual pero mucho más húmedo. Esto permitió mayores extensiones agrícolas y un apogeo de la población.
Esta entrevista se emitió el martes, 17 de octubre de 2023 en "El Sol sale por el oeste" y el trabajo completo lo puedes leer aquí https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277379123003918
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