Las intensas lluvias registradas este miércoles en el norte de Cáceres han arrastrado las cenizas de los incendios del pasado verano, afectando a las captaciones de agua de varias localidades. En Gargantilla, la alcaldesa, Dolores Peña, ha emitido un bando en el que recomienda a los vecinos no consumir agua del grifo hasta que se realicen análisis de turbidez y pH para comprobar su potabilidad. El agua puede utilizarse para limpieza, pero no para beber. “Ahora todo queda sucio y lleno de ceniza; las gargantas bajan negras por todo lo quemado”, ha explicado.
En Villar de Plasencia, donde también se observa el arrastre de cenizas en gargantas y torrenteras, el ayuntamiento ha cortado la captación de agua a tiempo, antes de que llegara a la Estación de Tratamiento (ETAP). Los vecinos pueden seguir consumiendo agua del grifo mientras dure el depósito municipal, pero cuando se agote será necesario recurrir a camiones cisterna para rellenarlo. La alcaldesa, María José Pérez, ha confirmado que ya se ha contactado con Masmedio para garantizar el suministro. Mañana se realizarán análisis exhaustivos del agua.
Gargantilla y Villar de Plasencia son dos de los municipios afectados por el incendio de Jarilla, que en agosto devastó más de 16.000 hectáreas. Ahora, las escorrentías arrastran cenizas montaña abajo, ensuciando cauces, arroyos y manantiales, lo que complica la potabilidad del agua en la zona.