La situación del incendio declarado hace diez días en Jarilla empieza a mejorar tras arrasar más de 16.000 hectáreas y mantener en vilo a vecinos del Valle del Jerte y del Valle del Ambroz. Los equipos de extinción han conseguido frenar el avance de las llamas y proteger áreas de gran valor natural, como la garganta de Los Papúos.
Drones con cámaras térmicas e infrarrojas
En este operativo destaca un aliado tecnológico cada vez más presente en las emergencias: los drones. La Unidad Especial de Drones y Anti-Drones del Servicio Aéreo de la Guardia Civil junto a un Equipo Pegaso territorial, trabaja desde hace días en el incendio para coordinar el uso de medios aéreos no tripulados.
Su misión es doble: por un lado, garantizar la seguridad del espacio aéreo, evitando la presencia de drones particulares que puedan poner en riesgo a los hidroaviones y helicópteros que participan en la extinción; y por otro, aportar información precisa y en tiempo real a los equipos desplegados en tierra.
Para ello emplean drones de altas prestaciones equipados con cámaras térmicas e infrarrojas, capaces de detectar focos de calor ocultos bajo la superficie o en zonas de difícil acceso. Con estas herramientas realizan mapeos detallados del terreno, que se convierten en auténticas radiografías del incendio y permiten a los mandos tomar decisiones más rápidas y seguras.