14 Agosto 2021, 8:30
Actualizado 14 Agosto 2021, 08:47

Corría el año 25 a.C., cuando Octavio, el sobrino y heredero de Julio César, decidió fundar Augusta Emerita. La historia ya nos la sabemos porque nos la ha contado Dion Casio: licenció a unos cuantos soldados y les regaló estas tierras en las que hoy muchos nos seguimos quedando y que otros tantos siguen visitando.

Tenía, por aquel entonces, más poder que nunca. Acababa de vencer a Marco Antonio y a Cleopatra, 5 años antes y había fundado una ciudad para la historia, la capital de la Lusitania. Y desde ese mismo momento, desde que Augusto funda Mérida, su nombre importa y mucho en Extremadura. Pero es que, además, importa y mucho en el mundo entero. Y en el calendario. Y en el verano. Y en las fiestas de guardar de media Europa. Casi tanto como la diosa Diana y Cleopatra, pero vayamos por partes.

 

Cleopatra y agosto: la venganza de Octavio en un calendario

Roma odiaba a Cleopatra y de eso ya no hay duda. La llamaron puta,  ninfómana, femme fatale, manipuladora y hay incluso, en esas fuentes de las que tanto hemos bebido, connotaciones racistas: “Representaba todo lo antirromano”, recuerda Santiago López Moreda, catedrático de Filología Clásica de la UEX.  Y encarnaba, además, la conquista de un hombre muy romano, de Marco Antonio, “al que se le ve como el débil que se deja gobernar por una mujer y por el lujo oriental”.

Pero no solo eso. Cleopatra significaba algo más: Cleopatra hizo temblar todos los resortes de Roma. Había tenido un hijo con Julio César, al que llamó Cesarión “y si hubiese logrado introducirlo en la línea sucesoria, habría supuesto un vuelco total a todo el concepto del poder romano”.

No es que fuera guapa, dijo Plutarco, es que era superinteligente. Tanto, que Antonio se volvió loco por sus huesos y por sus sesos… y Octavio no descansó hasta acabar con ella.

Cleopatra tuvo un hijo con Julio César, Cesarión, que ponía en peligro el poder del fundador de Mérida
La acorraló en Alejandría y quiso llevarla a Roma como trofeo. Pero Cleopatra se plantó,“antes muerta”, y se suicidó con tal de no ser humillada. Un áspid le bebió la sangre a cambio de veneno y de dejar a Octavio con las ganas de exhibirla como botín. Lo sabemos por los libros, por el teatro, por el cine y por las series.

Pero apunten la fecha, porque no es baladí: era el 12 de agosto del 30 a.C. cuando se quitó la vida. Unos días antes, lo había hecho Marco Antonio, creyéndola ya muerta.

Solo tres años más tarde, en el 27 a.C, Octavio, triunfante tras aplastar a los históricos amantes, consiguió que el Senado le otorgara el título de Augusto, que significa venerable y que es un epíteto propio de los dioses, o mejor dicho, del dios supremo, de Júpiter (Zeus, en Grecia).

Además, etimológicamente, Augusto viene del latín augere, que significa aumentar. Y precisamente, eso es lo que pasó cuando Octavio empezó a llamarse Octavio Augusto: que aumentó tanto su poder que todo le pareció poco porque él…él podía hacer mucho. Él podía hacerlo todo.

Augusto a caballo en la rotonda del Polígono Cepansa, en Mérida

Entre las primeras cosas que decidió hacer, estuvo la de dejar su nombre y su revancha contra Cleopatra en nuestro calendario.  Agosto era, por aquel entonces, el mes sextilis, el sexto, porque el año en esa época comenzaba en marzo.  De tal modo, que el emperador pensó que si, en el mes sexto, él había aplastado a Marco Antonio y a Cleopatra, no habría mayor venganza ni de consecuencias tan seculam seculorum que celebrarlo con un mes y llamarlo por su nombre: augustus.

¿Atrevido? No tanto. Su tío Julio César ya había hecho algo parecido con el mes quintilis, al que había llamado julio en honor a su familia, la familia Iulia.  Para no ser menos que su mentor, además, Augusto decidió igualarle en días: 31 para julio, 31 para agosto. Y lo hizo, por cierto, en el 24 a.C., es decir, casi al mismo tiempo que fundó Augusta Emerita. O seaque Mérida y agosto son contemporáneos. Y nosotros aquí, en agosto del siglo XXI, en plena ola de calor, yéndonos de vacaciones y creyendo que agosto es agosto porque sí.

Cogiendo carretera y manta sin caer en la cuenta de que damos la espantada justo en el mes en el que Octavio quiso celebrar el suicidio de Cleopatra. Pero atención porque, en lo de las vacaciones, tiene mucho más que ver una diosa que Augusto y que Cleopatra. Aquí la que manda en el cuadrante, señores, es la diosa Diana.

 

La diosa Diana, la Virgen de agosto y el descanso del emperador

Mucho antes de que Augusto fuera Augusto e incluso mucho antes de que naciera, de una punta a otra de Roma, se organizaban auténticos fiestones en honor a Diana  (que era Artemis, en Grecia). Y se organizaban durante los primeros días de sextilis, es decir, de agosto, siendo su día grande en torno al día 15 del mes: “Se consumía vino, se hacían rituales hasta la noche y se comía ,sobre todo, cabrito”, nos explicaba el arqueólogo, Isaac Sastre, en un reportaje para Extremadura Noticias.

“Los agricultores se encomendaban a ella para que las cosechas no se vinieran abajo en verano o por las tormentas”, añadía el cronista oficial de Mérida, José Luis Mosquera. Diana era la diosa de los campos, de la naturaleza y de la luna (aparecía siempre con un arco y también con una media luna).

Escultura de la diosa Diana en el MNAR de Mérida


Tan famosos eran sus festejos que Augusto decidió asimilarlos al culto imperial y añadir un día de jolgorio más en aquel mes tan lleno de efemérides. Así, junto al 12 de agosto que recordaba el fin de Cleopatra y el 15 de agosto, en honor a Diana, Octavio decretó que el 15 de agosto fuera también el día de Feriae Augusti: el día del descanso del emperador. 

“Los agricultores se encomendaban a ella para que las cosechas no se vinieran abajo en verano o por las tormentas”

Después, vendría la Iglesia con Pío XII y cualquiera cambiaba el calendario. Apagada la luz de la fe en Diana, se encendió la fe en la Asunción de la Virgen, la Virgen de agosto o la Pura, como la conocen en muchos pueblos de Extremadura. Y desde entonces, la Virgen posa sus pies sobre una luna como lo hacía la propia Diana mientras sale en procesión cada 15 de agosto, en toda la región y en media España. 

De acuerdo con que no todos vamos de procesión, pero para los agnósticos y los ateos ya está el descanso del emperador, que fue algo que tampoco se atrevieron a quitar los cristianos y que, con suerte, suele caer en puente.

El 15 de agosto y las vacaciones son un legado romano, como tantas cosas en nuestra vida.  En Italia, ese día se llama Ferragosto (casi , casi  en el mismo latín de Augusto, Feriae Augusti). Allí todo el mundo se va a la playa y hay atascos, como aquí en las salidas de las autovías, para coger las carreteras a los pueblos.

En el mío, por cierto, como en media Europa, el 15 de agosto y los días previos y posteriores son fiestas de guardar. No sé si será por Diana, por Cleopatra o por Augusto, pero son fiestas y son gordas.