El 7 de marzo de 1526 Carlos V paró con su séquito en Monesterio. Se dirigían a Sevilla, donde el emperador conocería y se casaría con Isabel de Portugal, hija de Manuel I 'El Afortunado'. E hicieron un alto en el camino para descansar y comer, la mayor afición del monarca conocido por la glotonería que llevó a la tumba. No sabemos qué menú degustó su majestad, pero seguro que incluía un poquito de jamón.
Monesterio recuerda este fin de semana la visita real con unas jornadas históricas. Han participado decenas de vecinos del pueblo vestidos con ropajes de la época y varias asociaciones recracionistas, entre ellas 'El Palenque' de Laredo (Cantabria) y las 'Reales Costureras' de Medina del Campo (Valladoliz).
Tras el recibimiento al monarca y un recorrido teatralizado por el pueblo se han entregado los premios 'Fogones Imperiales' y 'Hospedajes Imperiales'.