El Programa de Conservación Ex-situ del lince ibérico ha iniciado los chequeos sanitarios a los cachorros nacidos en esta temporada reproductora en los centros de cría, con el objetivo de conocer su estado y poder detectar cuanto antes cualquier posible problema.
Los cachorros de lince ibérico nacidos en el programa de cría en cautividad no tienen ninguna interacción directa con humanos hasta superado el primer mes de vida.
Este primer chequeo se realiza normalmente a las cuatro semanas de vida, con el objetivo de realizar un examen físico completo de los cachorros y así poder detectar algún problema en los mismos, como pueden ser hernias, paladar hendido.
También se aprovecha para tomar datos morfométricos como, por ejemplo, la distancia ano-genital, que se utiliza para poder realizar el sexado de los cachorros.
De igual forma, durante los chequeos se toman una serie de muestras biológicas (hisopos) para descartar posibles agentes patógenos víricos.
También se realizan cultivos microbiológicos de muestras de recto para descartar posibles patógenos bacterianos, como puede ser la Salmonella y se aprovecha para desparasitar internamente a los cachorros.
Los resultados de estas pruebas se tienen que conocer antes de realizar la primovacunación de los cachorros, que se suele realizar a las 8-9 semanas de vida (segundo chequeo).
En el caso del Centro de Cría en Cautividad de Zarza de Granadilla, en la provincia de Cáceres y gestionado por el Organismo Autónomo de Parque Nacionales, se han llevado a cabo los primeros chequeos de las camadas de Omeya y de Kolia coincidiendo con el primer mes de vida de los cachorros.
Omeya dio a luz a los tres cachorros el pasado 8 de marzo y Kolia el día 10 a otros tres.
Así se pudo comprobar que tanto la camada de Omeya y Outono como la de Kolia y Hocico están formadas por una hembra y dos machos, y que a día de hoy gozan de salud y representan un rayo de esperanza para esta emblemática especie.
Primer parto en cautividad para la hembra Elipse, nacida en libertad en 2008
