"Este silencio es una oscuridad, una oscuridad que te atrapa, que te hace pensar sentimientos y emociones que un niño no debería tener", explica Isabel.
Del silencio y de la oscuridad en los que te sume una agresión sexual en la infancia y en el ámbito familiar... ha salido ella. Es una superviviente. Así quiere que se la reconozca.
Y así quiere ayudar. A quienes han vivido lo que ella, y a que otros menores no lo vivan jamás.
"Deben saber cuándo están sometidos a secretos buenos y a secretos malos"
"No tenemos que hablar de sexualidad con ellos como adultos, se lo podemos prestar por ejemplo en un cuento", apunta. Y lo cuenta en su perfil de instagram: Mi vuelo.
Quiere potenciar charlas y herramientas para familias y profesorado. Para ello, está creando una asociación. Para ayudar a los menores a decir no. Y para influir en la sociedad y en la justicia. No puede ser, dice, que prescriban crímenes de esta índole.
"Un trauma infantil... eso no se inventa, eso se vive, y es muy doloroso, y es para toda la vida"
"La justicia debe cambiar ya", asevera, porque "la vergüenza debe cambiar de lado, y señalar siempre al agresor".
También quiere eliminar tabúes. En su caso, dice, el apoyo de familia y amistades está siendo fundamental
"Tengo un marido y unos hijos maravillosos, y unos amigos y una familia increíbles que me empujan a hacer esto"
No siente ni vergüenza ni culpa, solo miedo a que su familia sufra. Y también a que más menores pasen por lo mismo. Su obsesión es la prevención. Y contar que con terapia y apoyo, se puede ser feliz:
"Gestionar esas emociones, llevarlas a un lugar tranquilo, de paz... y puedes conseguir la felicidad, sin duda"
Puedes ver la ENTREVISTA COMPLETA aquí:
El 19 de noviembre fue el Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual contra las Niñas y Niños. Un tipo de violencia que en Europa sufren uno de cada cinco niños. Estamos hablando de tocamientos, violación, acoso sexual, exhibicionismo, explotación en la prostitución y la pornografía, la violencia sexual en línea y el chantaje sexual.
En el 70% y el 85% de los casos, los niños conocen a sus agresores. La inmensa mayoría son víctimas de personas "de confianza". De ellos, un 90% no dice hasta la edad adulta.