Tren probando la nueva infraestructura del tramo Plasencia-Badajoz
"Me reafirmo: el AVE Plasencia-Badajoz en el verano de 2022, ese es el compromiso del Gobierno". Es el compromiso del presidente del Gobierno anunciado el pasado 24 de octubre durante la celebración del Congreso del PSOE de Extremadura, y es también la última de una larguísima lista de promesas relativas a la modernización del tren en Extremadura. Pero, ¿qué se inaugurará exactamente el año que viene?
Una velocidad no muy alta
Días después de las palabras de Pedro Sánchez, ADIF ha comenzado las pruebas en las vías del tren rápido entre Plasencia y Badajoz, el último paso previo al uso de la nueva infraestructura. De hecho, la propia presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, anunciaba este domingo que esa nueva vía entre la capital pacense y la del Jerte entrará en servicio a principios del próximo año, meses antes de lo anunciado por el presidente del Gobierno.
Una buena noticia para la región que, sin embargo, no puede considerarse en ningún caso como el cumplimiento de la promesa de la llegada del AVE a la región. No, al menos, de momento. Aunque hay debates técnicos sobre los elementos concretos que componen una línea de alta velocidad, sí hay consenso sobre su fin último: se trata de una línea ferroviaria que permite la circulación de trenes a velocidades superiores a 250 km/h para líneas de nueva construcción o 200 km/h para líneas reformadas.
Y eso se cumplirá sólo de manera muy parcial el año que viene. Lo que se inaugurará en los próximos meses será la nueva plataforma construida entre Badajoz y Plasencia. Una infraestructura moderna de alta velocidad que salva los grandes accidentes orográficos del recorrido y que permitirá por ello reducir sensiblemente los tiempos de desplazamiento, especialmente entre Mérida y Plasencia. Pero, en todo caso, será aún una línea con varias limitaciones.
En primer lugar, solo se utilizará una vía, por lo que seguirá siendo imposible programar trayectos que se crucen en sentidos opuestos. Además, esa vía aún no se usará electrificada, por lo que seguirán circulando por ella los trenes diésel con los que los extremeños se han desplazado hasta ahora. Por último, no se construirá ninguna estación de alta velocidad, por lo que habrá que entrar y salir de las actuales estaciones en cada una de las paradas, con el retraso que ello conllevará.
Los dos primeros obstáculos se salvarán en 2023: ese año se prevé estrenar la electrificación del recorrido (lo que permitirá utilizar trenes híbridos que circularán a mayor velocidad por la catenaria hasta Plasencia y que continuarán por la vía actual hasta Madrid), y utilizar la doble vía al menos entre Plasencia y Montijo (de momento ADIF no se plantea que llegue a Badajoz), por lo que podrían circular más trenes en ambos sentidos. El último obstáculo no tiene solución: las estaciones de Badajoz, Mérida, Cáceres y Plasencia se han remodelado en los últimos meses, pero ni hay ni habrá nuevos accesos.
Talayuela 2025. Madrid, sin fecha
Despejado el horizonte a corto plazo, la planificación a medio plazo pasa por acabar todo el tramo extremeño de la línea Badajoz-Madrid. Y eso pasa por licitar, adjudicar, construir o poner en funcionamiento los tramos aún pendientes entre Plasencia y Talayuela (el último de los siete tramos pendientes se licitó en octubre y aún no se ha adjudicado). La presidenta de ADIF acaba de reconocer que la crisis global de suministros y el alza del precio de las materias primas ha bloqueado, entre otros, los trabajos ferroviarios entre estas dos poblaciones. Con todo, en el mejor de los escenarios los extremeños no podremos ir de Badajoz a Talayuela en alta velocidad hasta finales de 2025.
Pero la línea de alta velocidad original, cabe recordarlo, debería llegar hasta la capital de España. Y la nueva línea de alta velocidad entre Talayuela y Toledo, donde enlazaría con la ya construida hasta Madrid, ni está ni casi se le espera. Entre esas poblaciones no hay un sólo kilómetro de plataforma en obras.
En 2018 caducó el estudio de impacto ambiental y el nuevo y complejo documento que reactivaría las obras lleva meses sin ningún avance administrativo. Queda por tanto prácticamente todo por hacer: aprobar el trayecto definitivo y licitar, adjudicar y poner en servicio numerosos tramos durante más de 140 kilómetros. Una odisea administrativa y una inversión de cientos de millones de euros que en ningún caso se completaría hasta dentro de, al menos, una década. Teniendo en cuenta que el primer tramo de la línea Badajoz-Madrid se licitó en 2007, las obras de la línea de alta velocidad entre Extremadura y Madrid tardarán al menos 25 años en finalizarse.