'Del Grito a la Palabra', de Verbo Producciones y protagonizada por Paca Velardiez, lleva girando desde que se estrenó en marzo. Con su historia como superviviente de violencia machista, la actriz quería tocar la vida de sus espectadores. Y cada vez que se encienden las luces tras una función, descubre que lo está logrando.
"Estábamos en Jerte y se acercó un matrimonio. Me abrazaron y me dijeron: Nuestra hija está en la misma situación"
Otra espectadora, nos cuenta, se acercó a ella con lesiones aún visibles en el cuerpo provocadas por su maltratador, ahora en prisión. Paca pretende que las víctimas se reconozcan, ya que "estamos a un paso de que a cualquiera nos pueda pasar porque a estos señores no se les ve venir". También pretende que su entorno sepa acompañarles.
"Es muy típico escuchar: Con lo que tú eres, ¿cómo te ha podido pasar? Lo que necesitamos es compañía"
De la historia de muchas que no sobrevivieron habla la obra de D'liria Producciones. 'El señor Puta o la degradación del ser' se mete en la mente de un violador en serie y devuelve a la vida a víctimas reales de feminicidios para que cuenten su historia.
Irene Hernández, productora de la obra, asegura que el objetivo no es hacer sentir algo en concreto al espectador, sino sencillamente, hacer sentir. Y explica las reacciones que suscita en el público: "Ha habido gente que ha salido llorando, ha habido gente que me ha dicho que no puede hablar".
Una frase que se me quedó mucho es: "Es la primera vez que me he sentido avergonzado de ser hombre"
El comentario, matiza, se lo hizo un hombre que reconocía haber escuchado en sus entornos muchas de las frases que se escuchan en la función. La obra fue censurada en Talayuela. En ese sentido, Irene apunta que "sí que le puede dar miedo a algunos programadores llevarlo a sus municipios", aunque allí donde ha ido, "ha supuesto un éxito total".
Paca Velardiez señala: "Yo creo que el teatro sí está comprometido, pero no depende del teatro en sí, sino de la gente que te contrata, de los programadores".
Y recuerda en que no es cuestión de programarlo sólo por el 25 de noviembre, sino que es "algo que pasa cada día".