Desde este martes, Extremadura entra en el periodo de peligro bajo de incendios forestales, permitiendo la quema controlada de rastrojos, restos de poda y residuos del cultivo de arroz en pequeñas explotaciones agrícolas. Estas actividades se autorizan con fines fitosanitarios y de prevención, aunque se requiere presentar previamente una declaración responsable. La Junta de Extremadura insiste en que los responsables deben contar con los medios necesarios para evitar que las quemas se descontrolen.
Este periodo de bajo riesgo estará vigente hasta que las condiciones meteorológicas obliguen a elevar el nivel a riesgo medio o alto. Durante esta fase, también se permite el uso de carboneras y hornos de carbón, así como la utilización de barbacoas en lugares habilitados y la utilización de fuegos artificiales y otros artículos pirotécnicos.
La medida llega tras una campaña de verano especialmente crítica, en la que se registraron cinco incendios forestales de más de 500 hectáreas, el número más alto en los últimos 20 años en la región. Cuatro de estos incendios ocurrieron en la provincia de Badajoz, todos en julio, afectando en total a más de 7.500 hectáreas de terreno forestal.