A finales del verano y en otoño ya se han cosechado los tomates, las uvas y los frutales. Ha pasado la época de peligro alto de incendios y llega el momento de la poda y de limpiar el campo. Una limpieza que se ha hecho siempre con la quema de los restos vegetales y de la poda.
El año pasado, el agricultor solo tenía que presentar en la consejería de agricultura una declaración responsable antes de la quema. Se tramitaron 90 mil, y el agricultor se aseguraba de tener controlado el fuego.
Con la ley actual, para hacer esas quemas, tiene que hacer una solicitud en la que se justifica la necesidad de quemar por un motivo fitosanitario o por estar el cultivo en un terreno inaccesible. Le contestan a los diez días. El agricultor necesita un informe de un técnico que indique la necesidad de la quema por riesgo de plaga, pero ese informe no lo tiene que adjuntar en la solicitud. Hasta ahora, desde el 15 de octubre, cuando comenzó la época baja de incendios, se han tramitado 5.000 solicitudes y 4.000 ya han tenido contestación.
Los técnicos, en su mayoría, todavía no tienen claro que las enfermedades publicadas en la orden de la consejería sean suficientes para justificar la quema de los restos vegetales, sobre todo del olivar. Por lo que están todavía estudiando cómo realizar dicho informe y, por tanto, cómo afectará finalmente la situación al agricultor.