Helena e Irina son dos ucranianas residentes en Badajoz. Dos mujeres que llevan ya más de una semana viendo desde la distancia el horror de la guerra en su país. Una situación, aseguran, que viven con mucha angustia y preocupación.
Helena tiene 49 años, lleva los últimos veinte en la capital pacense y desde hace diez, regenta un negocio de productos bálticos. Asegura que se siente impotente por lo que está ocurriendo: "Todos sufriendo. Los que estamos aquí y los que están allí. Nadie quiere esto".
"Nadie quiere esto"
Un conflicto bélico que no sólo está afectando a su vida personal, sino también a su establecimiento. En los últimos días, afirma, "las ventas se han reducido un 30%. Supongo que porque la gente esta guardando dinero por si lo necesitan o porque el precio de los productos se ha encarecido mucho".
"Mi familia llora y mis amigos lloran desconsolados"
La misma desolación sufre Irina, otra ucraniana residente en Badajoz, que confiesa que lleva varias noches sin dormir, preocupada por los duros momentos que está sufriendo toda su familia: "Mi madre vive en Ucrania. Cada día tiene que bajar al sótano a refugiarse porque las sirenas no paran de sonar. Mi familia llora, mis amigos lloran desconsoladamente..."
Las dos, con la mirada puesta en su país y con la esperanza de que esta guerra acabe pronto, lanzan un mensaje: "Esto afecta a todo el mundo, por eso debe terminar urgentemente", suplica Irina. "Pedimos que todo pase lo antes posible" concluye Helena.
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