El extremeño José María Sánchez está viviendo de cerca la invasión rusa de Ucrania. Ha trabajado como cámara de televisión cubriendo los primeros días de la guerra. Lo primero que le ha llamado la atención son "los 15 kilómetros de filas de coches esperando para cruzar la frontera, con los motores encendidos por el frio". Muchas familias no tenían vehículos o combustible, y caminaban juntos hasta la frontera, nos cuenta.
Han sido jornadas en los que el contraste, recordaba José María, era muy grande entre la gente que intentaba salir hacia las fronteras "empujándose para entrar en trenes abarrotados", con lo que se vivía en algunas ciudades, donde a pesar del toque de queda aún "se podía comprar con normalidad en los supermercados o tomar un café".
José María ha sido testigo en primera persona de que "los polacos se están portando muy bien con los refugiados", aunque "son muchos y llegará un momento en el que no puedan atenderlos; llegan autobuses enteros". Cualquier vía de servicio cercana es un campamento de refugiados improvisado. De momento, se les atiende según su situación sanitaria.
Ya ha terminado su trabajo en la zona de conflicto y está regresando a España después de dejar parte de su ropa de abrigo y equipaje a los refugiados, porque "el frio en esa zona hace que muchas personas en su intento de huir, puedan morir congelados".