La imagen que ven Juan y María desde el balcón del piso de Paiporta en el que están estos días es dantesca: la plaza del pueblo aparece completamente arrasada bajo un manto de coches arrastrados por el agua.
Son de Villafranca de los Barros y habían ido a pasar unos días a casa de unos familiares. "Hemos pasado un miedo que no se explica si quiere", cuentan compungidos.
"En el portal en el que vivimos el agua llegó a alcanzar dos metros y medio de altura"
Cuando bajan a la calle la imagen es todavía más desoladora. Una capa de lodo cubre el espacio que no continúa todavía lleno de agua. Juan sale a buscar su coche, pero no está donde lo había aparcado. Aparece calle abajo empotrado contra una cochera.
"Después de todo he tenido suerte", dice, porque no parece presentar grandes desperfectos. A su lado hay coches amontonados unos sobre otros.
Ante tanta tragedia, la colaboración entre los vecinos está siendo fundamental. "Tenemos aquí a una muchacha, que vive en el piso de abajo, casi adoptada. También a su perrita", cuenta Juan.
"Su madre está en otro pueblo y no puede venir porque se ha quedado sin coche y tampoco la dejan pasar aquí"
La movilización ciudadana para prestar ayuda se está coordinando por redes sociales. Aroa es hija de una extremeña de Aldeanueva de la Vera. Lleva desde ayer intentando ayudar a familiares y amigos que viven en los municipios más castigados.
"A ver si conseguimos llevar baterías y agua", cuenta mientras intenta entrar en Sedavi, un municipio casi arrasado. Finalmente ha conseguido encontrarse con sus familiares que estaban incomunicados en casa.
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