La Asociación Regional contra el Ruido de Extremadura ha pedido a la Junta de Extremadura que reduzca el horario de cierre permitido a la hostelería en los entornos urbanos, en la actualidad establecido en la una de la madrugada, porque "debe tenerse en cuenta el descanso y la salud de los vecinos”.
El presidente del colectivo, José María Iglesias, ha explicado a Efe que ya se solicitó una reunión con el Ejecutivo regional cuando se estableció las doce de la noche como límite de cierre, pues “tanto la ley como distintas sentencias como el Defensor del Pueblo dejan muy claro que el máximo para las terrazas debe estar fijado en las 23:00 horas”.
Iglesias ha insistido en que las normativas establecen que en las zonas residenciales las terrazas se tienen que levantar a las 23:00 horas, pues a partir de esa hora no puede haber en las calles más de 48 decibelios.
"Las cifras de ruido son insufribles"
Ha añadido que un estudio de fin de grado realizado en Badajoz antes de la pandemia fijaba en 90 decibelios el ruido generado por las terrazas en distintas zonas del Casco Antiguo de la capital pacense, cifras que “no solo son intolerables, sino insufribles”.
Iglesias teme que la flexibilización de los horarios continúe en la región y el descanso sea cada vez “más difícil”, cuando “la Ley del Ruido, la Ley regional de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas o las distintas ordenanzas municipales de localidades de la comunidad dejan muy claro cuál es el límite”.
Según ha manifestado, el descanso nocturno que los vecinos, tras muchos años de batalla por parte de distintos colectivos, habían logrado desde el inicio de la pandemia y la instauración de las distintas restricciones “no puede derivar ahora justamente en todo lo contrario”.
José María Iglesias ha afirmado que los distintos colectivos contra el ruido batallarán para que “al menos por la noche se garantice el descanso de los vecinos”, pues la ayuda a la hostelería “no puede ser a costa de la salud de la ciudadanía”.
El presidente del colectivo ha explicado que además de los problemas para el descanso y la salud de los residentes que genera el ruido, la contaminación acústica “perjudica además al medioambiente, un ámbito que tanto la Unión Europea como el Gobierno como la Junta intentan proteger”.