Los paraguas a las puertas de la Concatedral de Santa María en Cáceres en la medianoche del Miércoles Santo no hacían presagiar nada bueno. Es la segunda vez en casi cuatro décadas que la lluvia impide al Cristo Negro recorrer la ciudad monumental. "Vamos a hacer la estación penitencial por las zonas laterales, pero queremos quitarnos la espinita esta de no salir a la calle, más que nada por seguridad de la imagen", anunciaba, pasadas las doce de la noche, el mayordomo de la cofradía.
Decepción y comprensión
Se tuvieron que conformar con lo que se llama 'procesión claustral'. La esquila y el timbal destemplado característicos de esta procesión sólo sonaron anoche dentro del templo. Resignación entre los cofrades y decepción entre los asistentes, aunque también comprendían la situación. "Es un paso muy antiguo, puede entender que aunque llueva poco no se quieran arriesgar", afirmaba uno de los fieles allí presentes.