Manuel Perera con su apoderado, Juan José Padilla
El novillero Manuel Perera ha recibido este lunes el alta hospitalaria en la clínica Nuestra Señora del Rosario en Madrid, justo una semana después de la gravísima cornada que sufrió en la única novillada celebrada en la alternativa Feria de San Isidro que ha tenido lugar en el Palacio de Vistalegre.
Perera, de 19 años, ha abandonado este centro hospitalario madrileño acompañado de su apoderado, el matador de toros Juan José Padilla, y a su salida de la clínica ha dado a las gracias a todos los doctores que le han atendido durante estos siete días.
"Gracias al doctor Crespo por salvarme la vida en la plaza, gracias también el doctor Muñoz Calero que me ha llevado el seguimiento en el hospital, a todas las enfermeras y personal sanitario de este centro y a los aficionados también por tantas muestras de cariño que he recibido durante estos días", ha afirmado.
Vuelta a Extremadura
Perera viajará este mismo lunes a su domicilio de Villanueva del Fresno, en Badajoz, donde continuará su recuperación, que se prevé larga y costosa por la cantidad de destrozos musculares que le produjo aquella cornada en el vientre que le infirió un novillo de la ganadería de El Freixo.
El percance sobrevino al entrarle a matar, momento en el que el novillero no se salió de la suerte y se volcó directamente sobre los pitones del astado, uno de los cuales penetró en el vientre, hiriéndole de suma gravedad.
En la enfermería fue intervenido de "cornada en fosa iliaca izquierda con un trayecto ascendente y hacia afuera de unos 30 centímetros que desgarra musculatura de pared abdominal; otro trayecto hacia arriba y adentro que penetra en cavidad peritoneal con evisceración de asas intestinales y arrancamiento de epiplón alcanzando una extensión de 40 cm. Pronóstico muy grave".